viernes, 29 de mayo de 2009

UN RECONOCIMIENTO CON AMOR

La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo (Santiago 1: 27).
Mis padres me cuentan que cuando mi mamá estaba embarazada de mí, hubo una personita, miembro del departamento de Dorcas, que estuvo pendiente de ella durante el embarazo y hasta el momento en que yo nací. No la conozco en persona porque cuando tenía siete meses de edad nos trasladamos a otra ciudad, pero agradezco a Dios esos actos de bondad manifestados en mi favor. Si no logro encontrarla aquí, espero saludarla en el reino de los cielos, abrazarla y darle las gracias.
¿Cuántas de nosotras hemos disfrutado las delicias que a las hermanas que son miembros de la Sociedad de Dorcas les gusta cocinar? ¿Hemos admirado las manualidades que con sus manos elaboran o esos actos de bondad hacia los menos favorecidos? Tal vez tú has sido una de esas personas que cuando estudiabas fuera de tu casa y no tenías dinero ni comida ni dónde dormir, ellas te proporcionaron todo eso, y no solo un día, sino tal vez semanas o meses para que lograras tus objetivos de estudio. Quizás te proporcionaron la ropa adecuada para que pudieras asistir a la iglesia o a la escuela o para cubrirte del frío. Por eso me gusta pensar en ellas como las «manos que ha­blan». «No hay límite a la utilidad del que, poniendo a un lado el yo, permite que el Espíritu Santo obre sobre su corazón y vive una vida enteramente consagrada a Dios» (Servicio cristiano, p. 315).
Las veo y recuerdo, donde mi papá ha sido pastor, siempre dispuestas a servir, dar, reparar y visitar; sin recursos financieros o los escasos fondos que las iglesias les asignan, pero siempre ayudando. Es hermoso verlas reunirse para planear sus actividades. ¡Cómo pasarlas por alto cuando, bien uniforma­das, cumplen con sus deberes en las reuniones de la iglesia!
Quiero agradecer a Dios por esas «manos que hablan», por ese servicio abnegado y desinteresado que realizan. Si existe en tu mente una de esas «ma­nos que hablan» personificada, que hizo algo por ti, ¡qué alegría les daría re­cibir un gesto de tu gratitud! Puede ser que haya alguna que no asiste a la iglesia a causa de su edad o por algún problema. Esta es tu oportunidad de mostrarle tu amor. No las olvides.

L. Arely Ángeles Ríos
Tomado de la matutina Manifestaciones de su amor

PAGO COMPLETO

Así los salvó de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban. Salmo 106:10
Hace muchos años, un banco de Filadelfia estaba vaciando una antigua zona de archivos. Alguien llamó a un basurero y le ofreció venderle los desechos. Se estableció el precio de quince dólares. El basurero pagó el dinero y un empleado le dio un recibo firmado.
Mientras empaquetaba los papeles, el basurero descubrió unas cartas antiguas fechadas en 1845 y 1846. Decidió que las llevaría a un especialista en filatelia.
El filatélico no podía creer lo que veía. Las cartas no tenían nada especial, pero los sobres eran un verdadero descubrimiento. El sello era el famoso sello del "Oso", editado por una oficina de correos de St. Louis antes de que el gobierno federal empezara a imprimir sellos de correos. El filatélico pagó 75,000 dólares al basurero por los sobres.
Cuando la historia llegó a los periódicos, el banco demandó al basurero. -- Aquellos sobres pertenecían al banco —reclamó el abogado del banco. Pero todo cuanto tuvo que hacer el basurero fue sacar el recibo y la demanda fue desestimada. Me imagino que cuando Jesús y Satanás se encuentren por última vez, satanás hará un intento más para reclamar la posesión de aquellos a quien Jesús ha salvado.
Tus seguidores no tienen derecho a la vida eterna. Todos pecaron y cayeron bajo mi poder. Me pertenecen —gritará. "Pero a Jesús le bastará con levantar las manos”.
¿Ves estas cicatrices, Satanás? Son la prueba de que he pagado el precio de sus todos. Quizá les hayas controlado durante un tiempo. Pero ahora me pertenecen; y donde yo esté, ellos también estarán. ¿Has aceptado el don de la salvación? ¿Tienes la seguridad de la vida eterna? Si las son tuyas.
Tomado de Matutina El viaje increíble.

UNA TRISTE POSIBILIDAD

Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene. Proverbios 25: 11
Todos los días se nos presenta la oportunidad de ser una aportación positiva para la vida de alguien. Cada vez que abrimos nuestra boca para hablar, emitimos palabras que causan efectos en la vida de aquellos que las escuchan. Nuestras palabras, sin duda alguna, son tan poderosas que pueden causar una herida incurable, una reacción negativa (o positiva) en la vida de alguien.El reconocimiento de que nuestras palabras pueden causar este tipo de efectos debería conducirnos a reconocer que debemos ser sumamente cuidadosos con ellas y usarlas con la mayor prudencia posible. En cada palabra que enunciamos tenemos el potencial de fortalecer y servir, pero también el de destruir y matar. En fracción de segundos, y con poco esfuerzo, tenemos la oportunidad de alegrarle el día a alguien, aliviar su carga, y probablemente acercarlo a Dios. Pero nuestras palabras también podrían destruir a uno de aquellos por quienes Cristo murió. Esta es una advertencia que los hijos de Dios no deberían ignorar. Por eso la Palabra de Dios afirma: «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio» (Mat. 12: 36).Aunque las palabras mal usadas que provienen de nuestra boca son perdonadas por nuestro Salvador, son un reflejo de lo que hay dentro de nuestro corazón. Si hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador, nuestro corazón estará siempre rebosando de amor, y cada una de nuestras palabras será filtrada con el deseo de honrar y glorificar a Dios a través de cada sílaba proferida.Sería terrible que algún día nos proyectaran una película mostrando los daños que nuestras palabras han causado a los demás. Muchas veces no meditamos en el hecho que el hombre, la mujer, la persona, que habla palabras ofensivas, falsas, groseras, desconsideradas, es como el que enloquece, y echa llamas, saetas y muerte. Las palabras sarcásticas y burlonas son como saetas de muerte que siegan la vida o, por lo menos, marchitan la existencia de nuestro prójimo.Las palabras que elijamos usar hoy construirán o destruirán nuestras relaciones con nuestros seres amados y con nuestro prójimo. El don del habla es un enorme poder para el bien. Glorifiquemos a nuestro Padre celestial usando hoy palabras de ánimo, palabras que verdaderamente sean una aportación positiva para la vida de otras personas. Que tu oración sea hoy: «Padre, ayúdame a traer luz a la vida de alguien que lo necesita».
Tomado de la Matutina Siempre Gozosos