viernes, 29 de julio de 2011

¡ALABA A DIOS!

Entró, pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose sobre su rostro en tierra, hizo una reverencia (2 Samuel 14:41.

Esta mujer que fue buscada por el general Joab debido a su astucia e inteligencia se presenta ante el rey David para lograr la reconciliación entre Absalón, hijo rebelde y contumaz, y su padre, quien lo había deportado a tierras de Gesur por matar a su hermano Amón, quien había deshonrado a Tamar, su hermana.
David estaba sufriendo las consecuencias de su pecado al haber tomado por mujer a Betsabé, esposa de Urías. Las duras palabras «no se apartará jamás de tu casa la espada» (2 Sam. 12:10) pronunciadas por el profeta Natán, traían a su mente el recuerdo de su falta. Había perdido a su hijo Amnón. Tamar había sido mancillada y Absalón estaba desterrado. Ese no era el futuro que Dios deseaba para aquel hombre que una vez se había colocado en sus manos y que había sido grande ante los hombres y ante el cielo.
La mujer de Tecoa presentó ante el rey una historia falsa. Aunque sabemos que Absalón no aprovechó la nueva oportunidad que se le concedió y que su final fue dramático como consecuencia de su rebelión, David elogió la sabiduría de aquella mujer y le concedió a Joab lo que a través de ella pedía.
Esta historia me hace reflexionar en lo que hizo Cristo por nosotros, Absalones rebeldes y pecadores. Nadie tuvo que buscar a Cristo para convencerlo de que se presentara al padre con una historia ficticia y lograra que le concediera permiso para salvar a la raza humana. Cuando Adán y Eva pecaron, la trinidad ya había asumido el plan de salvación.
Nosotros, al igual que David, estamos sufriendo las consecuencias de nuestras decisiones. Al ser condescendientes con el pecado nos ponemos bajo la sentencia: «La paga del pecado es muerte». Pero, gracias a Dios, el texto continúa diciendo: «Pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús» (Rom. 6: 23). ¿Aceptas esa dádiva de Dios que es capaz de cambiar tu sentencia de muerte en una de vida eterna?

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL DON DEL LIDERAZGO

Sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Lucas 22:26.

En todos los grupos humanos, ya sea en una familia, entre los compañeros de estudios, con quienes se practica un deporte o en la iglesia, existen líderes naturales. Estos dirigentes ejercen influencia, autoridad y mando sobre un grupo de personas con determinados fines.
El liderazgo es un don de Dios que, al igual que otros dones, puede ser usado para el bien o para el mal. Como ejemplo de lo último, Lucifer utilizó su influencia para llevar al pecado y rebelión contra Dios a la tercera parte de los ángeles.
Un ejemplo de liderazgo positivo fue el que ejerció Mahatma Gandhi en la India y en el mundo entero. Hasta el presente, su imagen es sinónimo de liderazgo, sencillez y veracidad. Luego de estudiar derecho, latín y francés en Londres, fue a Sudáfrica, que en ese momento era una colonia británica. Allí vio como la "civilización blanca" discriminaba y maltrataba a los hindúes y extranjeros. Además, él mismo fue víctima de los abusos de la discriminación, ya que fue expulsado de hoteles, vagones de tren y restaurantes.
Decidido a luchar contra ese sistema opresor, llevó un método de lucha poco convencional, porque sus armas fueron la desobediencia civil y la no violencia. Por ejemplo, si mandaban cien hindúes a la cárcel, se presentaban miles ofreciéndose para ser encerrados; si los maltrataban en los juicios, no se defendían; si les quitaban los alimentos, no reclamaban nada. Esta revolución pacifista logró dar a los hindúes e inmigrantes que residían en Sudáfrica leyes que les otorgaron dignidad y derechos civiles. Su batalla tuvo un éxito rotundo, y el mismo método empleado en su patria, la India, logró darles luego la independencia como país. A nivel político, tuvo la influencia de un monarca, pero vivió en la austeridad y en la pobreza durante toda su vida, luchando por sus convicciones. El título de Mahatma (porque ese no es su nombre real) le fue dado por sus conciudadanos. Significa "alma noble" o "alma grande", debido a su trabajo abnegado y sacrificado por el bien común.
Sin quererlo (o quizás a propósito), el liderazgo que ejerció Mahatma Gandhi fue muy parecido al liderazgo enseñado y vivido por Jesús. Siendo "el mayor", vivió "como el más joven"; aunque dirigió un país "como el que sirve".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿PARA QUÉ MÁS?

Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 1 Timoteo 6:8.

El sol tropical se oculta en la playa. Un banquero contempla el muelle de un pueblecito costero, y ve llegar a un pescador que trae, en su pequeño bote, varios peces de buen tamaño. El banquero pregunta:
—¿Cuánto tiempo te llevó pescar esos peces?
-Un par de horas, señor -responde el hombre.
-¿Por qué no permaneciste más tiempo en el mar? Hubieras pescado más.
El pescador asegura que tiene lo suficiente para satisfacer las necesidades de su familia.
-¿Y qué haces con el resto del tiempo? -pregunta el banquero.
-Bueno, duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago la siesta y voy todas las noches al pueblo, a tocar guitarra con mis amigos. Tengo una vida ocupada y amena.
El banquero le aconseja:
-Soy consultor financiero, y creo que deberías invertir más tiempo en la pesca: con los ingresos, comprarías un bote más grande; con los ingresos de ese bote, podrías comprar varios botes; entonces tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podrías hacer directamente a un procesador; después, podrías abrir tu propio procesador, controlar la producción, el procesamiento y la distribución; salir de este pueblecito e irte a una ciudad grande, en fin...
-¿Y cuánto tiempo tardaría eso? -pregunta el pescador.
-Entre quince y veinte años.
-¿Y luego qué?
-Podrías vender las acciones de tu empresa. ¡Te volverías rico; tendrías millones! -sonríe el banquero.
-Millones... ¿Y luego qué?
-Luego te podrías retirar; irte a un pueblecito en la costa, donde podrías dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer la siesta, ir todas las noches al pueblo, tocar guitarra con tus amigos, libre de preocupaciones...
-¿Acaso no es eso lo que tengo ahora?
Esta no es una invitación al conformismo ni a la mediocridad, sino a la evaluación del ritmo de tu vida: ¿Trabajas por necesidad o por obsesión? ¿Tienes tiempo para Dios y para tu familia, o vives solo en función de hacer una fortuna?
No salgas hoy sin recordar: "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón