sábado, 3 de agosto de 2013

IDIOMAS

Lugar: Sudáfrica
Palabra de Dios: Daniel 7:14

Algunos países tienen un idioma oficial. Otros tienen dos. La República de Sudáfrica tiene once. Sí, así es: once idiomas oficiales. Estos son, en orden alfabético: afrikaans, inglés, ndebele, pedi, sotho, swazi, tsonga, tswana, venda, xhosa y zulu.
¿Pueden imaginarse lo que es manejar todos estos idiomas? Y son solamente los idiomas oficiales. Si contáramos todos los que habla la gente que vive en ese país, sumarían unos cuantos más.
Pero, todos los idiomas de Sudáfrica son solo una fracción de los más de tres mil idiomas diferentes que se hablan en el mundo. Se los puede clasificar en distintas categorías. Por ejemplo, están las lenguas germánicas, tales como el inglés, el holandés y el alemán, y las lenguas románicas o latinas, como el castellano, el portugués y el italiano. También, están las lenguas africanas, las lenguas amerindias, las lenguas hamitosemíticas o afroasiáticas, y muchas otras familias de idiomas.
El idioma vivo más antiguo es el chino, que tiene más de cuatro mil años de antigüedad. El sumerio es la lengua escrita más antigua conocida. Las lenguas joisanas, que se hablan en África, usan chasquidos. Y Turquía tiene una lengua con silbidos.
Y un día, toda la gente usará esas lenguas para alabar a Dios. El libro de Daniel dice: «Y se le dio autoridad, poder y majestad. ¡Todos los pueblos, naciones y lenguas lo adoraron! ¡Su dominio es un dominio eterno, que no pasara, y su reino jamás será destruido!»

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SÉ UNA CONSTRUCTORA DE PUENTES

Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? […] Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Proverbios 31: 10,26

Hace unos cuantos meses recibí la visita de una madre y de su hija adolescente. Al sentarse frente a mí parecían dos completas desconocidas la una para la otra; rehuían todo contacto físico. Además al hablar se descalificaban mutuamente. En cierto momento pensé que si las hubiera dejado a solas, se habrían propinado no solamente duros golpes verbales, sino también puñetazos. Me puse a pensar en la situación, y me pregunté cómo podían haberse alejado tanto dos mujeres que en algún momento de sus vidas habían compartido incluso el mismo torrente sanguíneo.
Este tipo de escenas y desencuentros son cada vez más frecuentes y más dañinos. Las madres y las hijas parecen ir por caminos contrarios hasta llegar a la controversia, y en casos más graves a la confrontación. Muchas madres vuelcan todas sus frustraciones y proyectos inconclusos sobre sus hijas y se vuelven controladoras, autoritarias, críticas e insensibles. No reconocen que la hija tiene una vida propia y que, como madres, tan solo les compete brindar orientación, consejo y guía, además de dar amor. En muchas ocasiones privan a sus criaturas del derecho a construir su propia vida, sembrando graves conflictos emocionales tanto en ellas como en otras personas.
Por otro lado, también hay madres que, afectadas por un pasado conflictivo, no desean intervenir en el desarrollo personal de sus hijas. Se mantienen al margen y argumentan que no están capacitadas para brindar consejos y orientaciones. Las hijas, por su parte, aseguran no sentir el amor de sus madres y eso las lleva a experimentar sentimientos de abandono y distanciamiento. Las consecuencias de esa soledad se verán en el tipo de relaciones que establecerán con otras personas.
A las madres nos corresponde mantener abiertos los canales de comunicación, especialmente cuando nuestros puntos de vista no coinciden con los de nuestras hijas. Somos nosotras, por haber sido antes hijas, las que deberíamos hacer esfuerzos para entender mejor las actitudes de nuestras herederas. Es conveniente tener en cuenta que ellas se esfuerzan ante todo por encontrarles un sentido a sus vidas.
Las madres deberíamos tender puentes si la relación con algunos de nuestros hijos se viera interrumpida. Puentes de amor y de confianza por los cuales nosotras y nuestros vástagos podamos transitar hasta el día en que concluya nuestro peregrinaje.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

CONFIAR EN LAS PROMESAS

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5).

No sabemos por qué algunas personas sufren más que otras y, porque no lo sabemos, todavía sufrimos más, especialmente cuando nos comparamos con otros a quienes, al parecer, siempre les va bien. Eso le pasó a Mary Stevenson.
Mary nació el 8 de noviembre de 1922 en la ciudad de Pensilvania, Estados Unidos. Su madre murió cuando ella tenía seis años. Durante la Gran Depresión, su padre tuvo que criar a sus hijos sin ayuda. Mary vivió en medio de grandes dificultades.
Durante su adolescencia escribió un poema que se inspiraba en las diferentes cosas que habían afectado su vida y quiso compartirlo con otras personas que quizá habían sufrido lo mismo. El título de aquel poema era “Pisadas en la arena”. Es muy posible que lo hayas leído. Es bastante conocido.
A los 16 años, Mary se casó con un hombre que abusaba de ella. Debido a eso, se fugó junto con su hijito y se refugió en una reserva “indígena” cerca de Claremore, Oklahoma.
Más adelante perdió a su hijito y luchó varios años intentando recuperarlo. Volvió a casarse alrededor de 1950 con un caballero llamado Basil, a quien llamó “El amor de mi vida”.
Fue en aquella época que vio impreso por primera vez su poema “Pisadas en la arena”, pero se le atribuía a un autor anónimo. Varios abogados le aconsejaron no intentar atribuirse la autoría, ya que no tenía pruebas para reclamarlo. Luego le tocó luchar contra la poliomielitis, y más tarde su esposo sufrió un grave accidente.
En enero de 1980, Basil murió debido a un problema cardiaco. En ese momento Mary decidió mudarse de la casa que habían compartido durante 25 años. Mientras preparaba la mudanza, halló una vieja maleta llena de poemas que había escrito a lo largo de los años.
Halló una copia manuscrita del poema con la fecha de 1939. Un experto determinó la validez del documento y con él pudo reclamar la autoría del poema.
Al final el sol brilló de nuevo sobre el oscuro camino de su vida. Entonces comprendió que era verdad lo que ella había escrito en el último verso del poema. Mary Stevenson murió en 1999. Comprobó la veracidad de la promesa de Jesús: quienes permanecen a su lado nunca estarán solos. ¿Puedes sentir la presencia de Dios en tu vida?.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

UN PUEBLO SIN PREPARACIÓN

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21.

La nación judía había corrompido su religión con ceremonias y costumbres inútiles… También, se encontraba bajo el yugo de los romanos, y se les requería que les pagaran tributos. Los judíos no aceptaban su yugo, y anticipaban el triunfo de su nación por medio del Mesías, el poderoso libertador, predicho en la profecía… Pensaban que el que vendría asumiría honores reales, y por la fuerza de las armas sometería a los opresores y tomaría el trono de David.
Si hubieran estudiado las profecías con mentes humildes y discernimiento espiritual, no hubieran cometido el tremendo error de ignorar las profecías que señalaban que su primer advenimiento sería con humildad, y aplicar mal las que hablaban de su segunda venida con poder y gran gloria… No podían distinguir entre aquellas profecías que se referían al primer advenimiento de Cristo y aquellas que describían su segunda aparición gloriosa. Buscaron en su primer advenimiento el poder y la gloria descritos por los profetas respecto de su segundo advenimiento…
Cuando se cumplió el tiempo, Cristo nació en un establo y fue acunado en un pesebre, rodeado por las bestias del establo… Su divina gloria y majestad fueron veladas por la humanidad, y los ángeles anunciaron su advenimiento.
Las noticias de su nacimiento fueron llevadas con gozo a las cortes celestiales, mientras que los grandes de la tierra las desconocían… Buscaban un príncipe poderoso que había de reinar sobre el trono de David, y cuyo reino duraría para siempre. Sus ideas orgullosas y elevadas sobre la venida del Mesías no estaban de acuerdo con las profecías que profesaban ser capaces de exponer ante el pueblo…
En el cielo se entendía que había llegado el tiempo para el advenimiento de Cristo al mundo, y los ángeles dejaron la gloria con el fin de presenciar la recepción que le darían aquellos a quienes él vino a bendecir y a salvar. Habían presenciado su gloria en el cielo, y anticipaban que sería recibido con honor; de acuerdo con su carácter y la dignidad de su misión… Los ángeles del cielo contemplaron con asombro la indiferencia del pueblo y su ignorancia respecto del advenimiento del Príncipe de la vida -Review and Herald, 17 de diciembre de 1872.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White