viernes, 18 de marzo de 2016

QUIEN TRAE PAZ

«Dios bendice a los que trabajan para que haya paz». Mateo 5: 9, TLA

¿Has estado presente cuando dos niños se peleaban? Al verlos, ¿te quedaste mirando o trataste de detener la pelea? Si les dices que no deben pelear estás ayudando a que haya paz. Jesús se pone muy contento cuando ayudas a que haya paz.
La Biblia habla de una mujer muy sabia y amable llamada Abigail. Su esposo era un hombre egoísta. Habló muy mal al rey David. Y David se enojó mucho. Pero Abigail supo qué hacer. Ella habló con David para que lo perdonara. Preparó una sabrosa comida para el rey para hacer las paces. David le dijo: «Vuelve a casa en paz. Perdono a tu esposo». Abigail era una pacificadora.
Tú también puedes ser un pacificador. Quizás no sabes qué hacer o decir. Pero si le pides a Jesús que te ayude a ser un pacificador, él te ayudará, y si ves a alguien enojado, puedes darle un abrazo y quizás así se le vaya el enojo. ¿Quieres probar? Hoy abraza a todos en casa y verás cómo sonríen. Pruébalo.

Oración: Querido Jesús, ayúdame a traer paz.

Tomado de devocionales para preescolares 2016
Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco
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LA LUNA

Tu Oración: Querido Dios, ¡qué bonita es la Luna! Gracias porque me alumbra a la noche.

Versículo para hoy: “Cuando contemplo tus cielos, obras de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: ‘¿Qué es el hombre para que en él pienses?’” Salmos 8:3 y 4.

Seguramente, muchas veces has levantado ojos para ver la hermosa luna que hay durante las noches. ¿Te has fijado que no siempre se ve igual? A veces, parece un pedazo nada más; otras ni siquiera se ve pero sigue ahí arriba. Después de unos días vuelve a aparecer y poco a poco se ve completita otra vez como un queso.
Dios hizo la Luna para que en la noche también tuviéramos luz. Es amiga del Sol; este la ayuda para que ella pueda alumbrar en la noche. Cuando creó cada elemento de nuestro universo el Padre celestial pensaba en ti y en mí. Antes de que vayas a dormir asómate a ver la luna y agradece a Dios por ella.

Un poquito de ciencia
Junto con tus papás o tus hermanos observa bien la luna durante 28 noches. Dibújala cada noche en tu cuaderno de observaciones. Te darás cuenta qué interesante será ver cómo cambia poco a poco. Al final comparte tus observaciones con tu familia para que todos puedan dar gracias a Dios por los hermosos regalos que nos da.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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LLAMADO DE TROMPETA

Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios. Éxodo 19:17.

La gran columna de nube se movía ininterrumpidamente, justo delante de los israelitas. El pueblo a menudo, no podía comprender cómo se iban a desplazar por alguna de las cuantiosas montañas que se elevaban frente a ellos, “pero cuando se acercaban, aparecían salidas aquí y allá en la muralla de la montaña, y otra llanura se presentaba ante su vista. Por uno de estos profundos y arenosos pasos, iban ahora. Era una escena grandiosa e imponente. Entre los peñascos que se elevaban a centenares de metros a cada lado, fluía la corriente de las huestes de Israel con sus ganados y sus ovejas, como un torrente vivo que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Y entonces, con solemne majestad, el monte Sinaí levantó ante ellos su maciza frente. La columna de nube se posó sobre su cumbre, y el pueblo levantó sus tiendas en la llanura. Allí habían de morar durante casi un año” (Patriarcas y profetas, p. 308).
Cuando el sol se ocultó aquella noche, la columna se convirtió en fuego, calentando e iluminando el campamento entero, y asegurando al pueblo la protección de Dios.
Dios había traído a su pueblo al lugar en el cual había llamado a Moisés. Allí, en la base de esta gran montaña, que se elevaba a más de 6.000 pies [1.828 metros] en el cielo, ellos iban a recibir la demostración de majestad más maravillosa que alguna vez se haya dado.
Los israelitas tenían que prepararse para esta ocasión majestuosa y santa. Tenían que lavar sus ropas y examinar sus corazones.
Moisés tenía que hacer construir, también, un cerco alrededor del pie de la montaña, en caso de que a algún animal se le ocurriera acercarse demasiado y muriera.
En la mañana del tercer día, cada ojo estuvo fijo en el monte Sinaí. La columna se había extendido sobre la cumbre de la montaña, y la nube oscura se hacía cada vez más negra. Luego, de la oscuridad vino el sonido de una trompeta cuyo sonido podía escucharse por todo el valle, llamando al pueblo a encontrarse con Dios.
Moisés guio al pueblo a la base de la montaña. Los relámpagos destellaron y se oyeron truenos. Un terremoto sacudió toda la montaña. Cada hombre, mujer y niño tembló de miedo. Dios nunca había dado tal demostración a nadie. Tan poderosa era la impresionante conmoción de poder, tan terroríficas las vistas y los sonidos, que hasta Moisés exclamó: “estoy espantado y temblando” (Hebreos 12:2l).

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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UN MISIONERO EN CASA

Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber… (Mateo 25:35, NVI).

En diferentes lugares podrás ver fotografías estremecedoras de personas hambrientas y luchando por sobrevivir. Probablemente, hayas visto algunas de las imágenes: niños desnutridos, con sus costillas asomando como listones a través de su piel; una mujer anciana acostada en una esterilla durante todo el día, porque no tiene la energía para levantarse. Aunque puede ser difícil entender las razones por las que estas personas tienen tan poco, no es difícil ver que están sufriendo. 
Pero ¿qué puede hacer un jovencito como tú para ayudar?
“No tengo trabajo”, podrías decir. “No tengo dinero para comprar comida para millones de personas. Incluso si pudiera, ¿cómo voy a hacérsela llegar?”
No tienes que tratar de ayudar a millones de personas: puedes ayudar a una, tal vez, dos. Tal vez unas pocas. Y hay maneras de hacer que la ayuda llegue a donde es necesario.
La Agencia de Desarrollo y Recursos Adventistas trabaja para ayudar a las personas de todo el mundo. Pero ADRA no puede hacerlo sola. Se necesita de las donaciones de personas que se preocupen y quieran ayudar, incluso a pequeña escala. Algunos proyectos tales como proveer de una comida caliente a una persona mayor en Asia, tienen un bajo costo, solamente 25 centavos de dólar.
¿Puedes ceder ese monto, o aún más, para ayudar a las personas necesitadas? Si es así, a ADRA le vendría muy bien tu ayuda. Visita www.adra.org e ingresa en “El Catálogo Original de Regalos Realmente Útiles”.

¿Y AHORA?
Lee 2 Corintios 8:13 al 15, ¿Que dice acerca de tu responsabilidad de ayudar a las personas necesitadas?

SPLASH:
En algunos países muy empobrecidos, muchas familias deben vivir con solo unos dos pesos por día.

Tomado de Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
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A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO

El cultivo apropiado de la dimensión social de nuestra naturaleza nos lleva a solidarizamos con los demás. Elena de White

“Pido en mi oración que su amor siga creciendo más y más todavía, y que Dios les dé sabiduría y entendimiento” (Fil. 1:9).

Una reportera de la CNN oyó hablar de un anciano judío que llevaba años yendo a orar al Muro de las Lamentaciones cada día, y decidió entrevistarlo. Lo observó mientras oraba y, cuando el hombre terminó, se le acercó: “Disculpe. Soy periodista y quisiera hacerle unas preguntas. ¿Cómo se llama?”, comenzó la reportera. “Morris Fishbein”. “¿Y cuánto tiempo lleva usted viniendo al Muro de las Lamentaciones cada día para orar?” “Alrededor de sesenta años”. “¡Sesenta años! ¡Es asombroso! ¿Y por quién o por qué ora?”, preguntó finalmente la mujer. “Oro por la paz entre cristianos, judíos y musulmanes. Oro por que terminen las guerras y el odio. Oro para que los niños crezcan amando a sus semejantes”. Sorprendida, la periodista preguntó: “¿Y cómo se siente usted después de estos sesenta años?” “Como si le hubiera estado hablando a un muro”, respondió el piadoso judío.
Un campeón de la oración, nadie puede negarlo. Y la oración cumple, entre otras funciones, la de sensibilizamos a las realidades que nos rodean, y por tanto prepararnos para actuar en consonancia con ellas. Pero “quien no hace nada más que orar, […] sus oraciones llegarán a ser una rutina formal. […] Cuando dejan de traba- jar fervorosamente por el Maestro que trabajó por ellos, pierden lo esencial de la oración” (El camino a Cristo, cap. 11, p. 150). Dicho en palabras sencillas: en muchas ocasiones, la oración no es suficiente.
En los tiempos de Jesús los fariseos disfrutaban haciendo largas oraciones; sin embargo, no se produjeron cambios significativos en sus vidas de cara a la paz o el amor hacia el oprimido, el pobre o el extranjero. ¿Sabes por qué? Porque “no hicieron caso de las enseñanzas más importantes de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). “El Señor Jesús mismo, cuando habitó entre los seres humanos, oraba frecuentemente” pero no como una acción contemplativa, sino “para avanzar vigorizado hacia el deber y la prueba” (ibíd., p. 138).
Para conseguir la paz, vencer el odio y enseñar a amar a nuestros hijos, hay que hacer algo más que orar, hay que vivir la paz, oponerse al odio y dar amor.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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MI GUARDAESPALDAS

“Mira, yo enviaré mi ángel delante de ti, para que te cuide en el camino” (Éxodo 23:20).

En enero de 1843, con apenas veintidós años, james White salió en medio del crudo invierno para predicar el evangelio en una región donde no se conocía el mensaje del regreso de Cristo. Sin dinero ni ropa apropiada, este valiente jovencito recorrió ciento sesenta kilómetros a caballo hasta llegar al lugar donde impartiría su campaña de evangelización. Cuando llegó a su destino, de inmediato comenzó a prepararlo todo para dar inicio a su labor.
Cierta noche, una turba rodeó la capilla donde se estaban celebrando las reuniones y, cuando James inició la predicación, comenzaron a lanzarle bolas de nieve. Su Biblia y su ropa quedaron empapadas, pero el humilde siervo de Dios continuó con su sermón ignorando la actitud de aquellos incrédulos. Momentos después, la multitud quedó atrapada por su poderoso mensaje: “Alguien me arrojó este clavo anoche. Deseo que Dios lo perdone. Anhelo que esa persona sea tan feliz como lo soy yo en este momento. ¿Por qué habría de tener resentimientos por este insulto cuando mi Maestro recibió un clavo como este en sus manos?” Con lágrimas en los ojos, exhortó a los pecadores a entregar su vida a Cristo, y más de cien personas aceptaron el llamamiento del Señor aquella gélida noche.
Cuando concluyó la reunión, alguien lo tomó de la mano y lo guio mientras atravesaba la muchedumbre. James no sabía quién era su acompañante, pero le parecía alguien familiar. Everett Dick dice en su libro Fundadores del mensaje que tan pronto James hubo dejado atrás aquella turba “echó de menos a su compañero, y nunca descubrió la identidad de este protector enviado del cielo” (p. 110).
¿Quién crees que estuvo allí cuando la multitud enardecida ridiculizaba tanto al mensaje como al mensajero? Dios estuvo a su lado y envió a un ángel para que fuera el guardaespaldas de su esforzado discípulo. “El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen” (Salmo 34:7, NVI). ¡Tú también tienes un ángel guardián que ha vigilado tus pasos y que te ha librado de muchos peligros! Aunque no lo veas, tu ángel te cuidará, como dice la etiqueta de hoy.

Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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EL ROMPECABEZAS – 2

“Miré, y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del hombre, que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda. Y otro ángel salió del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: ‘¡Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura!’ ” Apocalipsis 14:14, 15

Dios es agricultor. ¿Dónde crees que aprendimos eso? Es asombrosa la frecuencia con la que la metáfora de la agricultura está entretejida en todas las Escrituras, desde parábolas hasta profecías. Aquí el Rey Jesús se sienta en la nube gloriosa de su segundo advenimiento, pero, ¿qué hay en su mano? Una hoz. ¿Por qué? Porque “la mies de la tierra está madura”. ¿Te acuerdas del quid de la parábola de Jesús sobre el trigo y la cizaña? La tierra termina con una gran cosecha; ello es también el mensaje central de Juan aquí, en la segunda pieza del rompecabezas.
Y también es el meollo de Joel en la tercera pieza del rompecabezas cuando describe el juicio final con estas palabras: “Despiértense las naciones […], porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Meted la hoz, porque la mies está ya madura” (Joel 3:12,13). El mundo de la agricultura de Judea es el lenguaje de las Escrituras, y está claro que la metáfora de la cosecha describe el fin del mundo.
Toma ahora la cuarta pieza del rompecabezas: “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio. Las eras se llenarán de trigo” (Joel 2:23,24). ¿Cómo se lleva la cosecha al punto de maduración? Con una abundante lluvia, responde Joel. Los agricultores hebreos solo conocían dos estaciones, la húmeda y la seca. Y por eso plantaban sus semillas al comienzo de la estación húmeda de las lluvias tempranas (otoño) para garantizar que sus cosechas arraigaran y se desarrollaran. Y luego aguardaban con impaciencia la estación de la lluvia tardía (primavera), cuando la última tanda de lluvias aceleraría los cereales hasta la total maduración de la cosecha antes de que empezase la estación seca.
Pero está claro que Joel tiene en mente mucho más que los modelos climáticos de Israel. Quinta pieza del rompecabezas: “Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (vers. 28,29). La lluvia que Dios promete es el derramamiento de su Espíritu. Solo quedan dos piezas más del rompecabezas. Pero ya tenemos un trozo suficiente de la imagen como para darnos cuenta de que ahora debemos pedir este derramamiento de lluvia.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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