domingo, 15 de enero de 2012

NO COMAS DE TODO

«Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos; voy a prepararle a tu padre un guisado sabroso, como a él le gusta» (Génesis 27: 9).

Hoy regresaremos a la granja. Esta vez vamos a estudiar a los cabritos. Como vemos en el versículo, la gente de la que habla la Biblia comía cabrito. En algunos lugares aún se come la carne de este animal. Algunas personas usan las cabras para deshacerse de la basura. Así como lo oyes, ¡deshacerse de la basura! Y es que las cabras comen de todo. Pueden comer basura, ropa, tu comida o lo que les pongas por delante. Es sorprendente que no sufran del estómago frecuentemente.
¿Comes tú también cualquier cosa que tengas delante? No me refiero a comer con tu boca, sino con tu mente. Nosotros tenemos que ser cuidadoso con lo que «come» nuestra mente. Satanás quiere que tomemos malas decisiones sobre qué ver en la televisión o en las revistas, sobre la música que escuchamos, o sobre la gente con la que nos juntamos. Él sabe que una vez que algo entra en nuestro cerebro no podemos sacarlo de ahí. Siempre estará ahí molestándonos, tratando de que apartemos los ojos de Jesús.
Fijemos nuestra mirada en Cristo y no seamos como los cabritos, que se comen todo lo que se encuentran tirado en el piso.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

CAMINANDO CON DIOS

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios (Génesis .5: 24).

Era uno de esos días en los que una no tiene deseos de hacer nada. Bebes tu vaso de agua, preparas el desayuno para tu familia y luego te das cuenta de que no tienes ánimo ni energías. Reconoces que no es uno de tus mejores días. Quizá no tengas ganas ni de hacer el .culto matinal. Apenas podrías explicar lo que te sucede, pero tienes bien claro que debes dirigirte al Señor. Cuando me siento así, lo mejor para mí es caminar un rato, aunque sea dentro de la casa. Camino a buen paso y me mantengo orando al Señor.
En aquella ocasión reflexionaba sobre la forma en que Enoc caminaba con Dios, y pronto me sentí con ánimo para mis lecturas devocionales. Pensé que debía seguir «caminando» con Dios como lo hizo Enoc, hasta el día en que él me lleve al cielo.
En las charlas que presento respecto al tema de la salud recomiendo a mis oyentes que caminen lo más que puedan. Muchas personas me contestan que no tienen tiempo, o que si van a caminar solas se aburren. No hace mucho, en una convención del Ministerio de la Mujer, tuve la oportunidad de conversar con una joven madre. Ella mencionaba estas mismas excusas. Yo le expliqué que caminar es una terapia, sobre todo cuando se tienen niños pequeños que demandan tanto cuidado. Es además una oportunidad para conversar con Dios, para reflexionar, poniendo en sus manos toda cuita, anhelo e inquietud, descargando en él todo lo que nos preocupa. Esta es una buena oportunidad para recuperar fuerzas y ánimos.
El ejercicio físico es conveniente y necesario para el cuerpo y para la mente. Es una de las más importantes leyes de la salud. Si aprovechamos esos momentos para comunicarnos con Dios, lo disfrutaremos y desearemos que llegue de nuevo la oportunidad de caminar y hablar con el Señor.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Janet Ribera es española

«¡NO ME LO VAS A CREER!»

El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. Proverbios 16: 28, NVI

¿Te has fijado que la gente chismosa tiene diferentes maneras de introducir un chisme? Está por ejemplo el clásico: «¡No me lo vas a creer!». Con estas palabras el chismoso suele indicar que el chisme que trae es de los buenos. También se encuentra el popular: «No repitas lo que te voy a contar». De esta manera, el chismoso lanza una cortina de humo para ocultar su verdadero propósito que es, precisamente, ¡que repitas el chisme!
Otra forma, quizás menos popular, se produce cuando el chismoso comienza diciendo: «Escúchame bien porque esto te lo voy a decir una sola vez». Por supuesto, esto de «lo voy a decir una sola vez» lo que quiere decir es «en este momento», porque cuando llega a ti, el chismoso ya ha repetido el cuento a medio mundo. Y no podemos dejar afuera el estilo piadoso, cuando el chismoso se te acerca y te dice algo así como: «Creo que debemos orar por fulano. Parece que anda enredado en malos negocios». Obviamente, aquí el chismoso quiere cualquier cosa menos orar por ese fulano.
Existen otras variantes, pero el punto que quiero destacar aquí no es precisamente como chismear, sino cómo salirle al paso a esta plaga que, según el rey Salomón, divide a los amigos (Prov. 16: 28) y enciende contiendas (26: 20). Quiero proponerte cómo evitar que llegues a formar parte del «Sindicato de los caníbales», del que fomra parte todo chismoso. En este sentido, el «triple filtro» de Sócrates, el filósofo griego, nos puede resultar de gran ayuda.
Se cuenta que cierto día, un hombre se le acercó a Sócrates con un chisme.
—¿Sabes lo que por ahí se dice de tu mejor amigo? —preguntó el hombre.
—No lo sé pero, ¿estás absolutamente seguro de que lo que escuchaste es verdad?
Pues, no. Solo lo escuché. ¿Es algo bueno? —siguió preguntando Sócrates.
—No —respondió el hombre—. En realidad es algo malo.
—¿Y me va a ayudar en algo?
—Tampoco —respondió el hombre con cierta vergüenza.
—Pues si no es verdad, ni bueno ni útil, ¿entonces para qué me lo vas a decir?
¿Es verdad? ¿Es bueno? ¿Es útil? Tres preguntas que debe responder el chismoso. Si no pasa ese triple filtro, entonces es mejor que se vaya con su música a otra parte».
Toca, Señor, mis labios, para que solo hablen de lo que es verdadero, bueno y útil

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

UNA RAZÓN PARA ESTAR TRISTE

«Porque por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría» (Salmo 30: 5).

Cuesta creer que Jesús dijera: «Bienaventurados los que lloran». La mayoría de la gente no quiere llorar. Algunos están tan tristes que intentan ahogar sus penas en alcohol y acaban por convertirse en alcohólicos.
Vivo cerca de los parques temáticos de Universal Stidios, Disney y Epcot. La gente acude de todas partes del mundo para pasar unos días de vacaciones. Es interesante observar las familias que llegan al aeropuerto. Los niños están felices y emocionados. Visitar los parques es muy caro, pero los padres quieren que sus hijos sean felices.
Jesús dijo que los que lloran son quienes son verdaderamente felices. No enseñaba que jamás debamos mostrar alegría riendo o sonriendo. Tampoco hablaba de llorar muerte de un familiar o cualquier tragedia hablaba de estar tristes a causa del pecado. Pero antes tenemos que reconocer que somos pecadores. ¿Como podemos ser salvos si no admitimos que estamos perdidos? ¿Cómo podemos estar llenos del fruto del Espíritu si no admitimos que la vida sin él está vacía?
Hace algunos años era muy popular una canción que decía: «Don't worry, be happy» [No te preocupes, sé feliz]. Jesús dijo que nos preocupamos por demasiadas cosas. También dijo que hay algunas cosas que tendrían que preocuparnos y por las que tendríamos que sentirnos apesadumbrados: nuestros pecados, es decir, el orgullo, el egoísmo, la amargura y la falta de dominio propio. Cuando, después de contemplar a Dios y su santidad, veamos nuestra indefensión, nuestra desesperanza y nuestra impotencia, nos lamentamos por nuestros pecados. El apóstol Pablo exclamó: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» (Rom. 7:24). Además, confiesa: Yo sé que en mí no habita el bien» (Rom. 7: 13).
Cuando yo era niño, a veces me caía y me lastimaba. Luego iba a llorar con mi madre para que me consolara. Después de un rato me sentía mejor y salía de nuevo a jugar. Si los pecados de su vida lo apesadumbran, lo invito a que acuda a Jesús. Él consolará y lo perdonará. (Basado en Mateo 5: 1 -12)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill