viernes, 14 de octubre de 2011

UN INTRUSO VENCIDO

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. (1 Tesalonicenses 4:18)

El apóstol Pablo nos habla de la necesidad de alentarnos los unos a los otros. «Alentar» significa animar, estimular, exhortar, pero ¿con respecto a qué se nos indica que debemos alentar y ser alentados? Ayer hablábamos sobre la muerte y la esperanza de vida eterna que hay en Cristo. Hoy retomamos este tema tan importante, pues a lo largo de la historia se han impuesto creencias con respecto a la muerte que han llevado zozobra y tristeza al corazón humano desconocedor de la Biblia.
Desde el mismo Edén, Satanás ha engañado al ser humano diciéndole: «No morirás». ¿Cómo puede un ser creado, desprovisto de vida propia, asegurar la inmortalidad de otra criatura? Valiéndose de la desconfianza, esa arma poderosa que ha logrado apartar nuestros ojos del verdadero dador de la vida. Eva desconfió de Dios y sucumbió ante el engaño de la serpiente. Aunque no sabía qué era la muerte, sí conocía la vida, y si lo que aquel ser decía era cierto, si ingería la fruta prohibida ya no necesitaría de Dios para vivir su propia vida.
Esta misma teoría ha llegado hasta nuestros días. La inmortalidad del alma ha sido popular en todas las épocas. La cultura azteca, por ejemplo, habla de que Tláloc, dios de la lluvia, y Chalchiuhtlicue, diosa del agua, tuvieron muchos hijos, conocidos como tlalocas o nubes. Esta lamilla vivía en un paraíso donde algunos seres gozaban de inmortalidad. Allí disfrutaban de felicidad eterna.
La creencia en la celebración de la misa para mejorar la condición de los muertos es muy común en el mundo cristiano. Existen también los médiums, que ganan cuantiosas sumas de dinero celebrando «encuentros» entre vivos y muertos. Nuestro mundo sigue sucumbiendo bajo la primera mentira del enemigo de Dios.
Debemos alentarnos unos a otros. Debemos convertirnos en portadores de la verdad de la vida. Debemos clamar a voz en cuello que sí hay vida, pero solo en Jesús. Al andar por este mundo donde constantemente estás expuesta a la muerte, asegúrate de que Jesús, el autor de la vida, esté a tu lado. Entonces no temerás, porque tu vida estará en sus manos.
Cuando la muerte sea vencida por la presencia permanente de Cristo, seremos inmortales.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

BARRERAS QUE NOS CUIDAN

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmo 119:11.

Mientras el mundo promueve la libertad ilimitada y muchos aspiran a vivir sin reglas ni límites, las Escrituras previenen a los hijos de Dios de algunos actos que les traerán ruina y miseria.
Los mandamientos y la Biblia toda expresan la voluntad divina. Son el mensaje directo de un Dios de amor para sus hijos. Como un padre terrenal lo haría, el Padre celestial, advierte, aconseja, previene, ordena y prohíbe a sus hijos según las circunstancias que pueden llegar a vivir. Las Escrituras son una poderosa barrera para advertir a los seres humanos del peligro de aventurarse en campos prohibidos. Cada uno de los "no" que contienen es para el bien de la humanidad.
Lo llamaré Darío, aunque ese no es su verdadero nombre. No llegó en marzo para el inicio de clases, sino que comenzó algunos meses más tarde en el colegio adventista, pero pronto se hizo notar entre sus compañeros. Su habilidad para jugar al fútbol lo hizo el favorito en muchos equipos, y poco a poco nos fuimos conociendo. En una charla que tuvimos en mi oficina, noté una tremenda cicatriz en su frente. Como ya teníamos confianza, le pregunté qué le había pasado. Con calma me contó su historia. Años atrás estaba de paseo con algunos amigos en bicicletas. Al llegar a un cruce de ferrocarril, vieron las barreras bajas y al tren que venía en camino, pero confiando en sus propias fuerzas se aventuraron a cruzar las vías, y el resultado fue trágico. Algunos de los amigos de Darío murieron ese mismo día, mientras que él y otros de sus compañeros padecieron lesiones graves.
El Señor no desea que sus hijos sean golpeados, quebrados o que mueran por traspasar los dichos divinos que señalan el peligro del pecado. Cada uno de los "no" que aparecen en la Biblia es una barrera para redimir, salvar y proteger a cada criatura que vive a la sombra del Omnipotente.
Al comenzar las actividades de este día, ora con gratitud al Padre celestial por su amparo protector, que dice "no" a lo que te podría lastimar, y pídele que te ayude a vivir como el salmista, guardando sus "dichos" para no pecar contra él.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL ESPÍRITU GUÍA

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13.

Aquí, el Señor Jesús habla acerca de la venida del Espíritu Santo. Dice que, cuando él viniere, nos guiará a la verdad. Este es uno de los trabajos del Espíritu: enseñar y guiar a la verdad. La acción de guiar en la verdad tiene dos aspectos. Primero, te convence. Nadie puede convencer al ser humano acerca de la verdad, a no ser el Espíritu Santo. Las personas que no aceptan la divinidad del Espíritu Santo tienen dificultades para entender la verdad. Tú puedes amontonar delante de tus ojos una montaña de pruebas y de evidencias pero, simplemente, no entiendes. ¿Cómo podrías? Solo el Espíritu convence.
La segunda acción del Espíritu es guiar. No se trata de algo teórico: de nada valdría entender la verdad, como teoría, si ella no se hace carne en nosotros. El Espíritu nos enseña, también, a vivir la verdad.
La palabra "verdad", en griego, es aleteia, que significa transparente, claro, que no está encerrado. Eso es vivir la verdad. El Espíritu nos lleva a vivir una vida clara, transparente, sin medias verdades o medias mentiras; una vida limpia, que no necesita esconderse ni disfrazarse.
La palabra "verdad", en el hebreo, confirma este concepto. En hebreo, es emeth, que significa seguro, sólido, firme, consistente. Una persona que fue guiada, por el Espíritu, hacia la verdad vive confiada, sin temores ni sobresaltos; no hay inseguridad en esa vida. La inseguridad está en la mentira, en la penumbra de las circunstancias, con miedo de ser descubierto y expuesto. Dios no desea esa vida para sus hijos; definitivamente, no.
Vivimos en un mundo en el cual la mentira produce espejismos casi difíciles de discernir. ¿Cuántas veces te han mentido? ¿Cuántas veces has mentido? ¿Cuántas veces has sido víctima de una injusticia, producto de una mentira? No te esfuerces por recordar: no te alcanzarían los dedos de las manos y de los pies, para contar las veces que has sufrido por causa de las mentiras.
Haz de este día un día de verdad. Entrégate al control del Espíritu; a fin de cuentas, nadie es veraz porque tienen autodisciplina: la verdad es un fruto del Espíritu. Recuerda que, "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón