lunes, 17 de octubre de 2011

EL SERVIDO ES AMOR

Ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean entendidas; no seas apocada; alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. (Isaías 54:21).

Un año fue suficiente para que, en la celda de una prisión, el temible rufián comprendiera que Dios le tenía reservada otra forma de vida. Francisco había vivido hasta entonces una vida de holgura económica exenta de responsabilidades, por lo que se había dado al libertinaje, dejando que el egoísmo motivara cada una de sus acciones. Pero su corazón respondió al llamamiento divino y, al salir, no solo quedó libre de una celda, sino de su pasada manera de vivir. Se volcó completamente en Dios y Dios no escondió su rostro de él. Buscó a los necesitados y les mostró el amor divino. Su vida transformada era una prueba irrefutable del poder de Dios.
No hay cadena de pecado que pueda atar al que se pone en las manos de Dios. Francisco de Asís llegó a formar la Orden de los Franciscanos y, por medio de su servicio, muchos frailes siguieron su ejemplo. Su vida se centró en el servicio a Dios y a la comunidad, y hasta el día de hoy vemos el resultado de su trabajo.
El pecado ha hecho prisionera a la humanidad. La oscura celda del desamor se estrecha más y más por el egoísmo reinante. Cada día son más los necesitados y menos los dadivosos. Parece que la justicia se aleja, temerosa de sucumbir ante tanta frialdad. Pero hay un Dios que espera por ti, para mostrar su misericordia y justicia a la humanidad. Hay muchas personas a tu alrededor que sufren por falta de una palabra de ánimo, una sonrisa, un abrazo sincero o una frase de cariño. Hay quienes llevan muchos años encarcelados en las frías mazmorras del vicio y la ignorancia.
Cristo sufre por cada pecador que no lo conoce. Por eso pregunta: «¿Dónde están las mujeres que mitigarán el dolor? ¿Dónde están las mensajeras de amor, las portadoras del bálsamo de la misericordia y las pregoneras de la salvación?».
No te conviertas en tu propia prisionera. Abre tu corazón al Espíritu Santo y él te liberará a través del servicio por amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

FUENTE DE FELICIDAD

Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Salmo 119:111.

Nelida era una de las integrantes de un grupo de amigas que cursaban el último año de enseñanza media. Con un carácter risueño y lleno de vida, era fácil recordarla y notar su presencia en el aula, porque daba la impresión de ser una joven enérgica, que transmitía felicidad porque ella misma era feliz.
En la primera entrevista que tuvimos en mi oficina hablamos de varios temas superficiales, hasta que le pregunté sobre su vida personal. Después de algunas respuestas evasivas, Nélida me miró directo a los ojos y admitió: "Capellán, todo lo que ves en mí es mentira. Soy una pobre persona que no disfruta de la vida porque no soy feliz. Muchos se confunden, porque al verme reír y bromear todo el tiempo, creen que todo está bien, pero en el fondo de mi corazón sé que falta mucho para estar bien". Me sentí desconcertado, porque Nélida transmitía lo contrario de lo que sentía.
Y al reflexionar sobre tu vida, ¿qué dirías? ¿Eres una persona feliz, o solo muestras una apariencia, porque en el fondo de tu corazón sabes que falta algo? El salmista descubrió algo que lo sorprendió, y luego, a modo de cántico, contó su experiencia y la plasmó en las Escrituras: "Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón". Sí, la Palabra de Dios era el gozo de su corazón, y su vivir fue diferente al de Nélida, sencillamente porque era feliz. También la sierva del Señor dijo sobre el tema: "Muchos navegan en un puerto peligroso. Necesitan un piloto; pero se niegan a aceptar la ayuda que tanta falta les hace, pues se consideran competentes para guiar su embarcación y no se percatan de que están por dar contra una roca oculta que puede hacer naufragar su fe y su felicidad.... A menos que estudien diligentemente esa Palabra [la Biblia], cometerán graves equivocaciones que destruirán su felicidad y la de otras personas, para la vida presente y la venidera" (El hogar cristiano, p. 60, 61).
El Señor quiere que tu corazón rebose de felicidad, y para eso dejó su Palabra para que descubras el "secreto" de este bien tan preciado por la humanidad. No dejes que otros conduzcan tu "embarcación", permítele a Dios que te guíe en la gran travesía de la vida, y la felicidad llegará a tu corazón.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS FRUTOS?

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan 15:8.

Pastor, no entiendo lo que sucede conmigo -me decía el otro día un joven-. Todos tienen buenos frutos que presentar, menos yo: no puedo probar que soy cristiano.
El versículo de hoy muestra el propósito de los frutos en la vida del cristiano: el propósito no es probar que somos "sus discípulos"; si pensamos de ese modo, corremos el peligro de buscar a Jesús con la intención de producir buenos frutos. En este caso, buscar a Jesús se vuelve un medio, y los frutos se transforman en el fin. Entonces, buscamos a Jesús por motivos egoístas. Y este es un terreno pantanoso, que muchos cristianos no perciben.
Buscar a Jesús no es el medio para alcanzar algo: es el fin, el objetivo, de todo. La vida sin Cristo no tiene sentido: él es el principio, el medio y el fin. Los frutos son el resultado natural del compañerismo diario con Cristo, y sirven para glorificar a Dios, no para alimentar el ego del cristiano ni para que los demás digan: "Mira qué cristiano maravilloso es aquel hombre".
Es esto lo que menciona Jesús, en el versículo de hoy. Y lo dijo, también, de otra manera: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".
"Glorificar al Padre": esta es la razón de ser de los frutos del Espíritu. Pero, en el cielo, Lucifer deseó la gloria para sí. Y hoy hace todo lo que puede con el fin de que los cristianos se confundan, y quieran producir buenos frutos, con idea de "probar" que son cristianos y ser glorificados, cuando la única motivación correcta para buscar a Jesús es reconocerlo como el Señor de nuestra vida, y devolverle la gloria que solo pertenece a él.
Haz de este un día de gloria a Dios. Tómate de la mano de Jesús; camina con él; permítele participar de tus sentimientos, pensamientos y acciones. Recuerda que Jesús es la Vid, y tú eres el pámpano: no tienes vida propia; tu vida depende de Dios. Si tu vida es una vida de comunión permanente con él, los frutos aparecerán; verdes, al principio, sin mucha hermosura, pero auténticos.
Por eso, recuerda: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón