miércoles, 22 de enero de 2020

NO TE ENOJES

Rubén llegó de la escuela llorando. Ya no aguantaba a los compañeritos llamándole: «¡Eh, pequeñajo!». Durante todo el camino, había pensado en una manera de combatirlos. Pensó que lo más fácil era meter algunas piedras en una bolsa y lanzárselas a la cabeza.
Afortunadamente, su padre estaba en casa y le dijo:
– ¿Sabes? Lo que ellos quieren es que te enojes. Si tienes paciencia y les muestras que sus burlas no te importan, tarde o temprano dejarán de burlarse de ti. Pero si te peleas con ellos, te van a fastidiar aún más. ¡Haz la prueba!  El consejo de su padre dio resultado.

¿Y yo?
Cuando alguien se burle de ti, intenta no enojarte.

Mi oración para hoy
Enséñame a ser paciente, querido Jesús. 

En la Biblia leemos:
«El que es impulsivo provoca peleas; el que es paciente las apacigua» (Proverbios 15: 18).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA LOS MÁS PEQUEÑOS 2020
«CADA DÍA CON JESÚS»
Por: Maria Augusta Lopes, Lara Figueiredo, Paulo Sérgio Maced
Lecturas Devocionales para preescolares 2020.

REBECA

Luego Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de su madre Sara, y se casó con ella. Génesis 24: 67

—Ayer les hablé de Isaac, y hoy voy a hablarles de Rebeca, como si ella misma nos relatara su historia —comenzó la mamá.
¡Hola! Soy Rebeca y les voy a contar cómo cambió mi vida un día que me dirigí al pozo para dar de beber a mis ovejas. Hice pronto mi trabajo y ya me iba cuando un forastero llamado Eliezer se me acercó muy respetuosamente y me pidió agua para beber. Con gusto se la ofrecí y le dije que también daría agua a sus camellos. ¿Sabes cuánta agua toman los camellos? Pues tuve que sacar mucha, y eso es un trabajo muy duro. Entonces el forastero me dio un regalo y me preguntó de quién era hija. Le respondí y después me dirigí a mi casa, a contarle a mi familia lo sucedido. Mi hermano Labán fue a buscar a aquel forastero.
Le dimos agua para que se lavara y comida para que comiera, pero antes de comer se presentó y resultó ser el mayordomo de mi tío Abraham. Nos quedamos asombrados al conocer el motivo de su visita: estaba buscándole esposa a Isaac. Él había decidido que la joven que le ofreciera darle de beber a él y a sus camellos, esa sería la elegida. Luego me preguntaron si yo estaba de acuerdo en casarme con Isaac, y respondí que sí.
Comimos y al otro día iniciamos muy temprano el viaje. Dejé a mi familia; solamente me acompañaban mis siervas. El viaje duró varios días, y poco a poco me fui acercando a mi nuevo hogar. Una tarde, a lo lejos, vi venir a un hombre hacia nosotros; cuando le pregunté a Eliezer, el mayordomo, quién era aquel hombre, me dijo que era Isaac. Me cubrí el rostro y me bajé del camello. Ahí estaba yo, la respuesta a muchas oraciones. Dios me había elegido para compañera del hijo de la promesa y yo había aceptado su voluntad.
Tu oración: Querido Dios, haz tu voluntad en mí.
¿Sabias que…. Rebeca era nieta de Nacor hermano de Abraham?

DEVOCIÓN MATUTINA PARA MENORES 2020.
“DESCUBRE EL MEJOR LIBRO DEL MUNDO”
Por: Noemí Gil Gálvez
Lecturas Devocionales para Menores 2020.

“NO CONFIES EN TU MEMORIA; ES UNA RED REPLETA DE AGUJEROS; LOS MÁS HERMOSOS PREMIOS SE CUELAN A TRAVÉS DE ELLA”. GEORGES DUHAMEL

Reflexionemos sobre el cerebro. Este maravilloso órgano puede recordar millones de pedacitos de información. Lamentablemente, la mayoría son canciones de campamentos de verano. Lo que de verdad quieres recordar, como la respuesta a la cuarta pregunta del examen de Historia, ha desaparecido como los postres más ricos del almuerzo.
Yo me olvido de muchas cosas. Por ejemplo, me olvido de lo que mi esposa me pidió que comprara en la tienda. «Lo siento, querida. No me acordé de las bolsas para los sándwiches. Aunque me parece que no es tan terrible, ya que también me olvidé el pan de sándwich»
Una vez me olvidé una maleta en el aeropuerto. Nadie se olvida de su propio equipaje. Pero yo sí. Tuve que conducir tres horas de regreso al aeropuerto y admitir que yo era el cabeza de chorlito que se había olvidado de recoger su propia maleta. Si tuviera que volver a hacerlo, creo que habría dejado el equipaje allí y habría usado la ropa que tenía puesta por una semana completa. Quizá nadie se habría dado cuenta.
Olvidar puede ser peligroso. Zach estaba en cuarto grado. Esa mañana en particular, se despertó lentamente, tomó el desayuno con los ojos apenas entreabiertos, recogió sus libros y arrastró los pies hasta la puerta para ir a clase. -Zach -lo llamó su madre-. ¿No te estás olvidando de algo?
Zach se dio la vuelta y miró a su madre. Su mente hizo recuento. ¿Mochila? La tengo. ¿Zapatos? Los tengo. ¿Pantalones? ¡Oh, no! Casi se iba a la escuela sin pantalones.
Nuestra memoria está lejos de funcionar del modo en que Dios quería que funcionara cuando la creó. Probablemente, no era su intención que olvidáramos tantas cosas; después de todo, él tiene una memoria prodigiosa, ¿verdad? Sin embargo, hay algo que él sí olvida: nuestros pecados. Todo lo que tienes que hacer es pedírselo. Y esto es algo que puedes recordar, ¿verdad? Kim
«Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados» (Isa. 43:25).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.

ROPA DE GALA

“Habló el ángel y ordenó a los que estaban delante de él: “Quitadle esas vestiduras viles’. Y a él dijo: ‘Mira que he quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala'” (Zac. 3:4, RVR 95).
El capítulo 3 del libro de Zacarías registra una visión que recibió el profeta.
En ella es testigo del sacerdocio de Josué y de su intercesión por el pueblo de Dios, que había cometido terribles pecados. Pero hay un personaje más: Satanás, el acusador. Josué aparece en la visión “cubierto de vestiduras viles” (3:3, RVR 95). Esas vestiduras viles son, sin duda, un símbolo de la maldad del pecado. Porque “todos nosotros somos como cosa impura, todas nuestras justicias como trapo de inmundicia. Todos nosotros caímos como las hojas y nuestras maldades nos llevaron como el viento” (Isa. 64:6, RVR 95).
Satanás tenía razón: el pueblo de Dios había actuado impíamente y aquellas vestiduras contaminadas no eran aptas para presentarse ante Jehová. Y es posible que tenga también razón en las acusaciones que lanza contra nosotras ante el trono de Dios. Pero no podemos olvidar que “el Ángel del Señor” (Zac. 3:1), que es Cristo mismo, dijo: “He quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala” (vers. 4). ¿Cómo sucede esto? Elena de White lo aclara: “La iniquidad es transferida al inocente, al puro, al santo Hijo de Dios; y el hombre, del todo indigno, está ante el Señor limpio de toda injusticia y vestido con la justicia que Cristo le atribuye” (A fin de conocerle, 12 de abril).
“El que estaba cubierto de vestimentas viles representa a los que han cometido faltas, pero que se han arrepentido con tal sinceridad, que el Señor, que perdona todos los pecados de que se han arrepentido, quedó satisfecho” (Carta 360,1906). Esto es lo que Cristo quiere hacer por nosotras. Tú y yo hemos cometido faltas, y él quiere perdonarnos. Quiere quitarnos nuestras vestiduras viles y sucias por causa de nuestro pecado y ponernos ropas de gala, el atuendo idóneo para la solemne ceremonia a la que él nos ha invitado. Pero hay dos pasos previos. Primero: hemos de arrepentimos. Segundo: hemos de confesar nuestros pecados. Tras estos dos pasos, estamos en buenas manos: Cristo se asegura de vestirnos de gala.
¿Qué te parece adquirir el hábito de comenzar cada día pidiendo a Dios perdón por nuestros pecados? De esa manera estaremos todos los días vestidas apropiadamente para esa gran Cena que nos espera.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020

PROGRAMADOS PARA LA DERROTA

 “El perezoso arguye: ‘¡Hay un león en la calle! Si salgo, ¡seré hombre muerto!’ (Proverbios 22:13). 
David, el muchacho que venció al gigante Goliat, desarrolló inusuales virtudes mientras cuidaba de las ovejas: la bravura, el atrevimiento y la voluntad. Una combinación extraordinaria. David era un ser sensible pero fuerte y valiente, un adolescente que se atrevía a pelear con leones y osos para defender al rebaño que con paciencia y amor cuidaba (1 Samuel 17:34-36). En medio del campo, sus dedos tañían las cuerdas de su pequeña arpa; al fondo se escuchaban los balidos de las ovejas que parecían como nubes caminando por la tierra. De repente, se detenía para escuchar algún sonido que le era desconocido y permanecía atento. A lo lejos, muy cerca de alguna indefensa y despistada oveja, un oso esperaba el mejor momento para abalanzarse sobre su presa. Entonces, David se preparaba para atacar al depredador antes de que pudiera caer sobre la oveja. Soltaba el arpa, levantaba los ojos al cielo y clamaba a Dios para que lo ayudara en su hazaña. En varias ocasiones alejó a las bestias de sus rebaños. Lo curioso es que ni su padre ni sus hermanos creían sus relatos sobre cómo había vencido osos y leones defendiendo a las ovejas. Para ellos, David todavía era muy joven. Pero eso no le afectaba; él sabía muy bien que tenía madera de campeón. Dios complementaba la fuerza y él aportaba la actitud correcta.
Pero el libro de Proverbios comenta que hay jóvenes que parecen programados para el fracaso, que caen derrotados antes de que el árbitro pite el inicio del juego, convencidos de su sombrío destino. Es muy cómodo asumir ese tipo de actitudes, ya que te libra de clamar al Dios del cielo suplicando su ayuda, te evita esforzarte al máximo para enfrentar tus desafíos, te exime de avanzar por la accidentada ruta del camino estrecho. Es cierto. Es más fácil rendirse ante los cómodos ambientes e intentar nuevas conquistas. Así se va conformando una actitud perdedora que invade la vida de millones de jóvenes y los programa para la derrota en los distintos ámbitos de la existencia.
David rehusó ser un perdedor. Enfrentó sus grandes desafíos, que lo prepararon para el gran reto de su vida: el gigante Goliat. Después de aquella victoria, su vida nunca volvió a ser la misma.
Pide hoy al Señor que te ayude a superar tus temores y te dé valor para enfrentar tus retos.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020

LOS MÁS PEQUEÑOS


“A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).

La sentencia que aplica este versículo es de las más aterradoras que encontramos en la Biblia. Dicha, además, en el contexto del Nuevo Testamento nos hace pensar en la gravedad de la ofensa. ¿Qué significa “hacer tropezar a uno de estos pequeños” (o pequeñitos, según Marcos)?
El verbo original griego es scandalizo, que significa poner un obstáculo para que otro tropiece o invitar al pecado a alguien para que caiga. Existen diversas interpretaciones sobre quiénes son estos pequeños. Hay comentaristas que ven aquí los jóvenes en la fe, los que acaban de aceptar a Jesús; otros lo entienden como los humildes, pobres, desvalidos o marginados; también hay quienes interpretan que se trata de menores; es decir, niños. La verdad es que el pasaje puede referirse a cualquiera de los grupos mencionados, pues es natural que Jesús salga en defensa de los débiles que, estando en situación de desventaja, pueden ser víctimas de depredadores que actúan para sacar provecho de los indefensos.
Como Jesús acababa de tomar a un niño para ilustrar su mensaje (vers. 2-5), pensemos en el texto aplicado a los niños. Son desgraciadamente muy comunes los casos de abuso sexual o físico, siendo muchos desconocidos, pues los niños tienden a guardarlo en secreto por miedo. El problema no tiene fronteras ni niveles sociales y los riesgos son serios. A corto plazo, la víctima puede sufrir conflictos emocionales, escaso rendimiento escolar, problemas para relacionarse o estrés postraumático. Y a largo plazo, depresión, ansiedad, uso de alcohol y drogas, delincuencia, o conductas de riesgo. Hay además un efecto muy común en quienes han sido víctimas del abuso infantil: la autoestima deficiente. Una búsqueda reciente en la base de datos EBSCO ha arrojado 749 estudios científicos que relacionan el abuso y los problemas de autoestima en la última década. Esto excluye artículos de divulgación, ensayos o comentarios y se limita a publicaciones profesionales.
El Señor condena toda acción de violencia, sexo o privación de lo necesario a los niños. Quienes de pequeños fueron víctimas de estas situaciones tienden a sentirse culpables e inferiores, pero ellos ni tienen culpa ni responsabilidad por esas acciones malvadas. De hecho, Dios tiene un cariño especial por ellos y desea que no sufran. Tanto si has sido víctima como si no, haz tuyas las palabras del salmista: “Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad” (Sal. 91:4).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020