viernes, 25 de marzo de 2011

EDIFICANDO CON SABIDURÍA

La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manas la derriba. (Proverbios 14:1).

Existe el concepto de que la sabiduría y la inteligencia son sinónimos. Pero, aunque las dos provienen de Dios, hay un factor que marca la diferencia entre ambas: la inteligencia es algo que Dios coloca en tus genes al formarte y que llevas contigo toda tu vida, mientras que la sabiduría se adquiere, pero no con oro, ni con influencias, sino entregando tu voluntad para ser entretejida con las cuerdas de la sabiduría divina. Ser sabias implica ser humildes, reconocer los errores y emprender de nuevo la carrera del éxito.
¿Qué quiere decirnos Dios mediante este proverbio? ¿Puede la mujer, con sus manos, literalmente derribar una casa? Salomón se refiere a la tuerza de la sabiduría como el único medio de vencer los mayores obstáculos. Edificar una casa va más allá de paredes sólidas, cubiertas de pintura y decoración. Edificar implica velar, orar, actuar, escoger sabiamente, decidir lo correcto. Es ser alguien que está preparado para el presente, sin olvidar el pasado ni pasar por alto el futuro. Pero, ¿puede alguien humano ser así de perfecto? Es imposible responder a todas las expectativas de la vida sin equivocarnos, pero hay una salida para los que anhelan edificar sólidamente sus vidas y las de sus familias: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará» (Sant. 1: 5).
Dios parece decirnos: «Es ilógico que te falte sabiduría, porque yo estoy dispuesto a dáñela en todo momento». A veces dependemos solamente de nuestras habilidades y nos olvidamos de que el éxito está en las manos de Dios. Solo tenemos que acudir a él para obtenerlo. ¿Gratis? Bueno, hasta cierto punto. Dios te da la capacidad sin costo alguno, pero tienes que arrancar. Es como un lujoso auto: Dios te lo obsequia, te da la llave, te llena el tanque de combustible y te da el manual para conducir. ¿Qué falta? El chofer dispuesto a conducir.
Edifica hoy tu casa bajo la sabiduría de Dios. Comienza tu día edificando en oración: «Señor, ayúdame a construir mi hogar con tu sabiduría».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CONSECHAR CON ALEGRIA

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Salmo 126:5.

Una de las tantas características de dos personas enamoradas es que desean estar todo el tiempo juntas. Todo momento resulta agradable para conversar, hacer planes para el futuro y disfrutar de un momento de intimidad afectiva. Pero uno de los problemas que muchas parejas tienen es encontrar un equilibrio entre el tiempo para estar juntas y el tiempo para las responsabilidades.
En muchos casos sucede que quien busca a otra persona con propósitos serios para formar una familia, también está en la etapa de la capacitación profesional. Saber distribuir el tiempo sin perjudicar ninguna de las partes puede ser difícil cuando no existe un buen sistema de prioridades.
No puedo hablar del noviazgo y dejar de recordar los momentos difíciles que tuvimos que afrontar con quien hoy es mi esposa, al tener que separarnos por los compromisos con nuestras carreras universitarias. Vivíamos a pocas cuadras de distancia, íbamos a la misma universidad, pero nuestros horarios eran tan diferentes que en el último año de novios solo nos veíamos los viernes y sábados de noche. Como los sábados durante el día salía con un grupo misionero de la universidad a atender algunas iglesias de la zona, ni siquiera podíamos compartir juntos el culto sabático. En una de sus cartas, esa novia dolida me escribió: "Te extraño un montón, me encantaría vivir contigo para no tener que separarnos más... No puedo esperar hasta la próxima vez que nos veamos, ¿cuándo vas a volver?"
Nos extrañábamos, nos recordábamos y sentíamos que ese año nunca pasaría, pero pasó. Hoy, ya juntos para siempre, cada tanto viene a nuestra memoria lo difícil que fue ese tiempo de separación. Por otra parte, vemos cómo la mano de Dios nos permitió realizar una siembra responsable en el terreno profesional. El salmista también comprendía lo difícil que resulta a veces efectuar una buena siembra, y por eso se refirió a "los que sembraron con lágrimas". Esas lágrimas derramadas por el dolor de la separación, de la fatiga, del deseo de ver una tarea culminada, no quedarían sin fruto, ya que luego agregó, "con regocijo segarán".
Si tienes que mantenerte separado de la persona que amas con el propósito de estudiar o capacitarte profesionalmente, no dejes de hacerlo. Si ella realmente te ama, te comprenderá y sabrá que al final es para el bien de ambos. Todo lo que tiene valor e importancia en esta vida no viene sin un sacrificio previo, y es conveniente que tú y esa persona lo tengan en cuenta.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

RECOMPENSA

Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Isaías 58:10.

Gente sincera cree que la vida cristiana es una colección de obligaciones. Muchas personas tienen miedo de leer la Biblia; no quieren más deberes. Y ahora viene Dios, en el versículo de hoy, dándote otra orden: "Ayuda al que necesita".
La pregunta que acude a tu mente tal vez sea: "¿Por qué debo ayudar?" El problema con los seres humanos es que, frecuentemente, pensamos que las recomendaciones bíblicas son una especie de fardo que hay que cargar. Pero, cuando Dios nos dejó sus consejos, no fue con el propósito de hacer de la vida de sus hijos una carga pesada. Lo que tenía en mente era hacerte una persona feliz y realizada.
El texto de hoy trae una de las promesas más bellas de la Biblia. Es una promesa condicional. Primero, viene la condición: "Si dieres tu pan al hambriento y saciares al alma afligida". Después, viene la promesa: "en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como medio día".
Norma era una joven sumergida en las turbias aguas de la depresión. La vida no tenía color para ella. Las sombras de la tristeza se apoderaron de su alma durante varios años, a raíz de la ruptura de un noviazgo prolongado.
Un psicólogo cristiano le recomendó, cierto día, una terapia aparentemente sin sentido: ella debía visitar un barrio pobre, llevando comida para niños necesitados. Al principio, los padres la llevaban casi por la fuerza; era parte de su tratamiento. En poco tiempo, sin embargo, la luz empezó a iluminar la vida de esta joven. Contemplar la alegría y la gratitud de esos niños que no tenían qué comer fue la cura para la depresión.
Cada vez que extiendes la mano para ayudar al necesitado, abres las ventanas de tu vida para que el sol entre e ilumine cada rincón sombrío de tu corazón. Una vida centralizada en las propias carencias y necesidades está aprisionada en la oscuridad del egoísmo. No tiene alegría; lo que llama felicidad no es otra cosa sino carcajada hueca, vacía y sin sentido. No pasa de ser el grito desesperado de un alma envuelta en la sábana oscura de sus temores y miedos.
Por eso hoy, antes de iniciar las actividades del día, recuerda que "si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía".


Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón