viernes, 21 de diciembre de 2012

CONFÍA SIEMPRE EN ÉL


En el día que temo, yo en ti confío. (Salmo 56:3)

Aquel día nos alistábamos para viajar y así cumplir con una tarea especial que el Señor nos había encomendado. Elevamos una oración antes de salir, pidiendo que los ángeles nos cuidaran y que el Señor nos trajera de vuelta a casa con bien, íbamos por el camino cantando algunas alabanzas, cuando sin razón aparente nuestro bebé empezó a llorar. Pensamos que tendría hambre o sed, o tal vez algún cólico.
El llanto del niño era desesperado, algo que era desacostumbrado en él. No entendíamos lo que pasaba, así que le dije a mi esposo que detuviera el auto para sentarme junto al niño en el asiento trasero del vehículo. Ya en el asiento de atrás comencé a orar diciendo: «¡Señor, por favor ayuda a mi pequeño! No sé qué le sucede, pero tú sí lo sabes.  Ayúdame, por favor, si es algo que tú quieres decirnos a través de él, ilumínanos para entenderlo». Eso le decía a Dios, ya con bastante desesperación por el llanto del pequeño.
En aquel momento presentí que algo estaba a punto de suceder. Le dije a mi esposo que redujera la velocidad, algo que hizo casi de inmediato. En aquel momento él perdió el control del vehículo, debido a que la carretera estaba mojada y resbaladiza. Para no chocar contra otro vehículo que venía de frente frenó, lo que hizo que nuestro auto se saliera de la carretera.
Chocamos con un árbol muy grande, pero gracias a Dios todos estábamos ilesos y sin ningún rasguño. Nos dimos cuenta de que la parte más afectada fue el lado derecho del auto, donde yo iba sentada antes de pasarme al asiento trasero. Hoy le doy gracias a Dios por haber librado nuestras vidas en aquel terrible accidente. Estoy segura de que el Señor nos dio un aviso a través de nuestro bebé.
Ten la seguridad de que el ángel del Señor siempre está a nuestro lado, cumpliendo su misión de cuidarnos. Sabemos que muchas veces utilizará medios extraños para hacerlo. Alabo su nombre por sus infinitas misericordias y te invito a que tú también lo hagas.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Daisy Medina de González

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