miércoles, 3 de abril de 2013

LOS MEJORES Y LOS MÁS BRILLANTES


Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos (1 Corintios 1:27).

¿Sabes por qué Dios eligió a los doce discípulos entre los pescadores de Galilea y no entre los sofisticados intelectuales de Jerusalén? Por revelación y por lógica sabemos la respuesta: porque a ellos podía enseñarles los principios de un reino que no es de este mundo.
En el año 1972 el periodista David Halberstam publicó el libro The Best and the Bríghtest [Los mejores y los más brillantes]. El libro trata sobre el plan de acción de la política de los Estados Unidos en Vietnam a principios de la década de los sesenta. El título del libro se refiere a que aquellas personas habían recibido la mejor educación y la mayoría había alcanzado triunfos notables en los negocios, en el gobierno y en el medio académico antes de su participación en la planificación de la estrategia inicial en Vietnam.
Luego David Halberstam se preguntaba: ¿Por qué las estrategias que formularon resultaron tan desastrosas si eran los mejores y los más brillantes? Quizá porque, en última instancia, no eran ni los mejores ni los más brillantes. Si uno lee la Biblia descubre que Dios raramente eligió a «los mejores y los más brillantes» para encomendarles una tarea importante. Cuando lo hizo, diríamos con reverencia que parece que no le fue muy bien. Como ejemplo tenemos al rey Saúl, a Judas y a Salomón. Tal vez la siguiente declaración divina sea más cierta de lo que imaginamos: «La sabiduría del mundo es locura para Dios».
Convendría echarnos un vistazo a nosotros mismos. ¿Eres muy inteligente? ¿Tienes un elevado coeficiente intelectual? ¿Te elogian mucho los demás y todos proclaman que eres muy inteligente? ¿Lo crees tú y te ufanas de ello? Si es así, ten cuidado, porque ninguno de nosotros es «el mejor y el más brillante»; y, si lo somos, es porque la escala es muy baja. No es muy honorable ser declarados altos mientras lo miden a uno en centímetros, ¿verdad?
¡Cuánto mejor es seguir el consejo de Dios: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo» (Fil. 2:3)! El que sabe más que todos en el universo, dijo que el mejor, el más brillante y el más grande es el que sirve más y mejor (Mat. 20:25-28). Recuerda el texto de hoy mientras te dedicas a tus tareas diarias.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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