viernes, 17 de julio de 2009

¿QUÉ TIENES EN EL PLATO?

Miren, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alimento. Génesis 1:29

El dentista tenia malas noticias.
—Parece como si hubieses hecho chirriar los dientes mientras duermes, Brent, Tendrás que ponerte un protector dental si no quieres quedarte sin esmalte. El Dr. O'Callaghan hizo el protector dental. Pero cuando Brent se lo probó, casi se atraganta.
—Es como si me metiese un panecillo entero en la boca. ¿Cómo puede la gente ponerse estas cosas? —protestó Brent.
—Te acostumbrarás —le aseguró el dentista.

Y sí, eso es lo que sucedió. De hecho, Brent se acostumbró tanto al protector dental que sentía la boca extraña si se iba a dormir sin él. Lo mismo sucede cuando se trata de aprender hábitos saludables. Al principio puede que parezcan difíciles, pero con un poco de práctica acaban por formar parte de la vida. Una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu salud es comer mucha fruta y verdura. Seguro que ya lo has escuchado un millón de veces, pero es cierto. Tu cuerpo no está diseñado para atiborrarse de patatas fritas, hamburguesas y cerveza de raíz. ¿Pero qué pasa si no te gustan la fruta y las hortalizas? No hay problema. Puedes entrenarte para que te gusten. Primero reduce los alientos ricos en grasas y azúcar. Cuantos menos postres y ape­ritivos tomes, más disfrutarás de los alimentos naturales. Prueba con distintas frutas y hortalizas. Si encuentras algo que no te gusta, no te rindas. Puedes conseguir que te guste casi todo si lo pruebas diez veces. Aprende a disfrutar de los alimentos que Dios incluyó en la dieta original. Tu cuerpo te lo agradecerá.

Tomado de la matutina El viaje Increíble.

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