domingo, 4 de octubre de 2009

LA PRUDENCIA, UNA CUALIDAD DESEABLE

Dicho esto, David aceptó lo que ella le había traído. —Vuelve tranquila a tu casa —añadió—. Como puedes ver, te he hecho caso. Te concedo lo que me has pedido (1 Samuel 25: 35).

La historia a la que aquí se hace referencia nos enseña el valor de la prudencia. Me refiero a Abigail y Nabal, su esposo, que literalmente significa «tonto», «insensato». El significado probable del nombre de su esposa Abigail es «mi padre es gozo» o «padre de regocijo». Ella era una mujer sabia y prudente. La descripción bíblica no deja lugar a dudas: «Su esposa, Abigail, era una mujer bella e inteligente; Nabal, por el contrario, era insolente y de mala conducta» (1 Sam. 25: 3). La prudencia y la habilidad de Abigail impidieron un derramamiento de sangre innecesario, es decir, el buen trato femenino salvó muchas vidas en aquella ocasión. Es muy probable que Abigail hubiera salvado más de una vez a Nabal de diferentes problemas, claro, sin que él lo supiera. Ante el arrebato, la imprudencia y la insensatez de su marido, ella reflejaba serenidad, cordura y discreción. Incluso, llegó al punto de echarse la culpa a causa de las torpezas de su esposo, como en el caso del encuentro con David, con tal de salvar a su familia. No sabemos qué combinación de circunstancias determinó que una mujer de esa altura moral se uniera con un tipo tan obstinado e imprudente como Nabal, pero con frecuencia dos personas de naturaleza diametralmente opuesta se unen en la relación más íntima que puede haber: el matrimonio. Los esfuerzos de Abigail no eran en vano. Era a través de la ayuda que diariamente le daba a Nabal que ella desarrollaba una claridad de percepción espiritual; asimismo, su intuición femenina se fortalecía para que un día pudiera impedir que David cometiera una masacre (vers. 18-28). Permita Dios que esta hermosa cualidad llegue a ser constante en nuestras vidas, y como en Abigail provoquemos el respeto de los demás y que el Señor ponga en nuestros labios las palabras y actos sencillos en el momento correcto para bien de nuestro servicio al cielo y de nuestras familias.

Blanca Rivera de Hernández
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

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