miércoles, 6 de enero de 2010

EL GOZO DE LA SEGURIDAD

¡Cuánto te amo. Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Salmo 18:1,2.

¿Hay otra forma de expresar más seguridad que esta exclamación tan tierna y confiada? Es una declaración de seguridad tras una larga acumulación de experiencias de liberación, parece ser una búsqueda de palabras que expresan todo el agradecimiento atesorado.

El salmista hace referencia a la muerte, la perversidad, las trampas y asechanzas, la angustia. Describe que tuvo experiencias como el que se está ahogando en medio de la corriente. Recuerda las acciones de sus enemigos. Destaca la grandeza de Dios en el cosmos y su tierna misericordia para con una persona como él. En esta etapa de su vida ya había llegado a entender muy bien lo que significaba el Señor para él.
Pero aunque Dios lo había elegido y le había dado muestras de su apoyo y dirección, David no fue ajeno a los problemas que generan envidia, celos, engaño y disputas. Por eso, al terminar este Salmo, después de repasar una triste historia de persecuciones y a la vez un relato del cuidado de Dios, dice que confesará a Dios «entre las naciones» y cantará a su nombre (Salmos 18: 49). Socorro Hernández, oriunda de Chiapas, sur de México, también quiere confesar a Dios. Representa a una gran cantidad de padres con visión y fe que se ha enriquecido a medida que experimenta el tierno cuidado de Dios. Se ha trasladado al norte de México, con el propósito de que sus dos hijos continúen sus estudios en la Universidad de Montemorelos. Socorro, quien cumpleaños hoy, cuenta cómo las palabras de este Salmo la han fortalecido desde el fallecimiento de su esposo. «Pero mi Dios ha sido mi roca y mi fortaleza», declara con fe y seguridad (ver Salmos 18: 1, 2, RV95). Al hacer frente a los desafíos de este año, no te olvides agradecerle continuamente a Dios que te haya dado padres, hermanos, amigos, compañeros, maestros, pastores, con gran fe y con una gran visión, dispuestos a apoyarte; y llegar hasta el sacrificio personal, con tal de verte convertido en un siervo de Dios.

«No se puede describir con palabras el gozo y la paz de aquel que acepta al pie de la letra lo que Dios dice. Las pruebas no lo perturban». MJ 96


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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