martes, 22 de noviembre de 2011

EDUCACIÓN PARA EL CIELO

Los hijos de los profetas dijeron a Elíseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. 2 Reyes 6:1.

Claudia no tenía una buena conducta y ya había recibido varias amonestaciones en la escuela. Con sus padres tampoco se llevaba bien, ya que muchas veces les había mentido y desobedecido para realizar sus propios caprichos. En cierto momento, la directora del colegio me pidió si podía hablar con ella para ayudarla a cambiar su conducta. En uno de esos diálogos Claudia me confió con enojo: "Capellán, lo que deseo es que mis padres me saquen de este colegio adventista. Yo no quiero estar aquí". Le pregunté cuál era la razón, a lo que me respondió: "Porque son todos unos falsos. A la mañana hablan de Dios y nos hacen leer la Biblia y orar, pero luego es como cualquier otro colegio. Hay malas palabras, hay burlas, hay peleas, hay alumnos que se copian en los exámenes y la lista podría seguir. Yo sería feliz si me sacaran de aquí".
Lo que Claudia estaba diciendo era totalmente cierto. Muchos alumnos, y tristemente también algunos profesores, no parecían estar convertidos. No tenían vida devocional, no les interesaba guardar los mandamientos bíblicos, tampoco tenían a Cristo en su corazón y se comportaban de una manera egoísta.
Pero lo que difiere de otros colegios no cristianos es la primera hora de clase. En los colegios adventistas, cada jornada comienza con una oración, y se le pide a Dios su compañía y su dirección. Luego se estudia algún tema bíblico y se lo aplica a la vida cotidiana. Y si bien hay profesores no cristianos, muchos otros trabajan allí porque desean formar a jóvenes en el camino cristiano, y su vida y sus palabras son un constante ejemplo para todos. Su verdadera motivación no es el sueldo que ganan, sino la docencia cristiana.
La educación cristiana no fue un "invento" de la iglesia adventista, pues en el pueblo de Israel funcionaba la escuela para "los hijos de los profetas". Esta escuela tenía el propósito de formar a jóvenes para enfrentar la vida y afianzar en ellos la fe en un Dios que lo gobierna todo. El Señor realizó grandes milagros a favor de esta escuela en los días de Elíseo, porque su voluntad acompañaba a este grupo de jóvenes que deseaban servirlo.
De la misma manera, la Iglesia Adventista procura educar para esta tierra y para el cielo, al mantener miles de colegios en todo el mundo. Si tienes el privilegio de asistir a uno de ellos o a una universidad adventista, procura ver lo bueno y lo positivo que se comparte contigo y darás gracias a Dios cada día por la educación recibida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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