sábado, 15 de octubre de 2011

LA VERDAD

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17:17.

En estos tiempos posmodernos, el relativismo ha entrado en todos los órdenes de la vida. Pareciera que los términos absolutos han desaparecido y todo depende de quién vive una situación.
Déjame explicarte. Hace décadas, la homosexualidad era considerada por la psicología como una enfermedad, y por la sociedad como una aberración moral. Hoy día se habla en los medios de información que no importa la orientación sexual que cada persona tenga, lo importante es que no "moleste" a nadie. Es así que hombres y mujeres homosexuales expresan abiertamente su sexualidad, y hasta hay iglesias donde sus dirigentes son homosexuales activos.
Y así como ocurre con la sexualidad, todas las áreas de la vida actual están sujetas a un relativismo moral. Muchas personas que cometen robos, asesinatos, que son mañosos y narcotraficantes reconocidos, andan libres por las ciudades con total impunidad, porque sus abogados tuercen las leyes y hacen ver lo malo como bueno. Se dice que nadie posee una verdad absoluta; y que no importa el delito cometido, si hay dinero para pagar un buen abogado, la libertad está asegurada.
Pero, aunque toda nuestra sociedad se mueva dentro de estos parámetros, la Biblia, única fuente de verdad absoluta, establece criterios claros para diferenciar el bien del mal. La sexualidad fuera del matrimonio (en cualquiera de sus formas), el robo, la mentira, y la delincuencia en general están determinadas por Dios como pecado, y no existe la más mínima subjetividad al respecto. En las cortes celestiales, el único abogado será Jesús, y a él no se lo podrá comprar ni sobornar con ningún tipo de dinero. Lo bueno, lo honesto y lo veraz será glorificado por Dios, mientras todo lo que es vil, ruin y desechable estará fuera de la santa Jerusalén. Allí no habrá zonas "negras" ni "grises", el mundo será "blanco" por la justicia de Cristo.
¿Aceptaste la Biblia como fuente de verdad única? ¿Estás viviendo como lo enseñan sus mandamientos? ¿Le estás permitiendo a las Escrituras que te santifiquen día a día? Jesús, en su oración sacerdotal de Juan 17, oró para que su Palabra se apoderara del corazón de sus seguidores. No desprecies la intercesión de Jesús; acepta con gozo la fuente de verdad que él pone a tu alcance.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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