jueves, 19 de enero de 2017

LUCHA O HUIDA

“No se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes” (Éxodo 14:14).

Mi primera pelea ocurrió cuando tenía doce años, y no fue con otra muchacha, sino con Jeremy. Él me estaba golpeando en la cabeza con un libro, así que yo lo abofeteé. Entonces, él me pegó una patada. Mis amigos me cuentan que yo grité con ira:” ¡¡Te odio!!” Le quité los lentes con la mano derecha y le di un puñetazo en el ojo con la mano izquierda. Tuvo el ojo morado el resto de la semana y recuerdo que, cada vez que lo miraba, me preguntaba: “¿Por qué hice eso?” No recuerdo haber tomado la decisión de golpearlo, solo recuerdo que reaccioné con ira. Cada célula de mi cuerpo decía: “Tienes que pelear”.
Todos los animales, incluyendo los humanos, tenemos un mecanismo de defensa que se resume en lucha o huida. Cuando nos sentimos amenazados, nuestra respuesta es una de esas dos: luchar o huir. ¿Y tú? ¿Luchas o prefieres huir de la escena? Tal vez recuerdes que, después de haber salido de Egipto, los israelitas quedaron atrapados entre el Mar Rojo y el ejército de faraón que avanzaba hacia ellos con carros de batalla, hombres de a caballo y una buena cantidad de tropas. Las probabilidades de escapar eran nulas y los israelitas estaban aterrorizados. “¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para hacernos morir en el desierto?”, le gritaron a Moisés. Tenían poca memoria. “Esto es precisamente lo que te decíamos en Egipto: ‘Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos vale ser esclavos de ellos que morir en el desierto!'” (Éxo. 14:11,12). Cabría esperar que Moisés les diera una de estas dos opciones: luchar o huir. Sin embargo, había una tercera opción sorprendente: “No se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes”. ¿No preocuparse? ¿En un momento como ese? Sí, parece descabellado, pero era exactamente lo que tenían que hacer para que el Señor obrara el milagro de abrir el Mar Rojo y salvarlos.
¿Estás atrapado en una situación en la que sientes que debes luchar o huir? No olvides que, cuando tienes problemas, hay una tercera opción: quedarte quieto y esperar que el Señor pelee por ti. Puede sonar absurdo, pero es exactamente lo que tenemos que hacer si queremos que Dios obre un milagro. Hoy, elije estar quieto y esperar el milagro que Dios quiere obrar para ti. MH

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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