martes, 13 de diciembre de 2011

TU GLORIA

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 4:11.

¡La gloria de Dios! Lo que somos y tenemos es para su gloria. No somos nuestros: somos hechura suya, y el propósito de nuestra vida debe ser glorificar su nombre.
En el Antiguo Testamento, una de las tareas de los levitas era cuidar los utensilios que se utilizaban en el Tabernáculo. Imagino que eso significaba lavar, limpiar y pulir los enseres, que eran de oro, plata y piedras preciosas. Cada vez que se necesitasen esos elementos, debían estar listos, limpios y bien cuidados.
¿Cuál es la aplicación de este incidente para tu vida? Los utensilios, en aquellos tiempos, eran instrumentos que servían a fin de apoyar el servicio al Señor. Estaban en el Tabernáculo para asistir en lo que tenía que ver con el ministerio al Señor. Por eso, era importante que el instrumento siempre estuviera listo, dispuesto y preparado. Esos "utensilios", hoy, podrían ser los dones y las habilidades que Dios te dio.
Pero, es necesario recordar que los dones que tienes son para la gloria de Dios, y no para tu gloria. Por eso, es importante que, como "sacerdote", asumas el compromiso de mantenerlos en óptimas condiciones: en el momento en que Dios requiera de ellos, deben estar pulidos, brillantes, limpios y listos para dar realce al servicio del Señor.
Para que esto sea una realidad en tu vida, Jesús necesita ser el centro de tu experiencia; de otro modo, los dones y los talentos que recibiste por parte de Dios se colocarán al servicio de tus propios sueños y planes personales, humanos y egoístas.
Conocí jóvenes brillantes, con dones extraordinarios, que usaron sus capacidades para buscar fama, gloria y aplausos humanos. Alcanzaron alguna cosa, tal vez. Pero ¿dónde están hoy? Y peor aún, ¿tienen paz en su corazón? ¿Pueden dormir tranquilos, al llegar la noche?
Haz de este un día de servicio al Maestro. Dedícale tus dones: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

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