jueves, 12 de julio de 2012

UNA PROFESIONAL DE LA MEDICINA


Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y el hará (Salmo 37:5).

El crecimiento exponencial de la ciencia durante los últimos años nos ha permitido descubrir que la integración de los conocimientos básicos y de las nuevas disciplinas es absolutamente necesaria para comprender mejor el mundo en que vivimos. Entre otras cosas hemos observado un gran desarrollo de técnicas y aparatos utilizados en los laboratorios, así como de otros equipos médicos y de diagnóstico.
En el contexto de un mundo tan convulsionado y lleno de cinismo, no es tan fácil ser una profesional de la medicina sin tener que enfrentar grandes desafíos. La medicina es una de las hermosas profesiones que el Señor permitió que se desarrollara para que ayudemos a la gente en sus enfermedades y dolencias.
Las especialidades médicas que se ocupan de la mujer, y en especial de la mujer embarazada, nos permiten tener una hermosa relación no solo con la paciente, sino con toda la familia, prácticamente desde el momento en que un nuevo ser se concibe. Los avances tecnológicos nos ayudan a observar el crecimiento del feto desde poco después de la concepción, hasta que llega al mundo con sus tiernos puñitos apretados, como un símbolo de nuestros corazones egoístas. Podremos escuchar sus primeros gritos anunciando a todos su llegada.
Los obstetras tenemos la oportunidad de tomarlos en brazos para presentarlos al Dios del cielo, diciendo quizá en voz baja: «Señor, encomiendo esta vida a tu cuidado». Sus madres lloran muchas veces de gozo, olvidando los momentos de dolor del parto, mientras que yo, con una ligera sonrisa, deseo que ese bebé sea un tesoro para el reino de Cristo. La nuestra es una de las muchas profesiones en las que disfrutamos el gozo de servir.
Madre, lo que tú llevaste en tu vientre, entrégalo a Jehová cada día y verás tu recompensa. Encomienda a Jehová su camino y confía en que él hará de ese bebé un fiel hijo suyo. ¡Cuando él regrese, espero ver a muchos de los tantos niños y niñas que Dios me ha permitido traer a este mundo! Es mi deseo para ti, madre que lees estas líneas, que encuentres en Dios la sabiduría y la fortaleza para conducir a tus hijos en amor y enseñarles los principios del reino eterno.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Zoila E Carrillo Icaza, es ginecóloga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario