miércoles, 21 de agosto de 2013

EVIDENCIA ABUNDANTE DE FE

El hombre… dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Juan 5:15.

Cuando el hombre restaurado se fue por su camino con paso rápido y elástico, su pulso saltando con el vigor de la salud restaurada, su rostro brillante de esperanza y gozo, fue interceptado por los fariseos, quienes le dijeron con aires de gran santidad que no era lícito llevar su lecho en sábado. No hubo regocijo por la liberación de uno cautivo por tanto tiempo, ni alabanza agradecida por Uno entre ellos que podía sanar todo tipo de enfermedad. Sus tradiciones habían sido descuidadas, y esto cerró sus ojos a toda evidencia del poder divino.
Intolerantes y santurrones, no admitían que podían haber captado mal la intención genuina del sábado. En vez de criticarse a sí mismos, eligieron condenar a Cristo. Hoy encontramos personas con el mismo espíritu, cegadas por el error, pero que aún se felicitan a sí mismas de que están en lo correcto, y que todos los que difieren de ellas están errados.
El hombre en quien se obró el milagro no entró en discusión con sus acusadores.
Simplemente, contestó: “El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda” (Juan 5:11)…
Cuando se informó a los judíos que Jesús de Nazaret era quien había efectuado el milagro de sanidad, buscaron abiertamente matarlo “porque hacía estas cosas en el día de reposo” (vers. 16). ¡Estos formalistas pretenciosos estaban tan llenos de celo por sus propias tradiciones que, para sostenerlas estaban dispuestos a violar la Ley de Dios!
A sus seguidores, Jesús les contestó calmadamente: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (vers. 17). Esta respuesta les daba otro pretexto para condenarlo.
En sus corazones anidaba el homicidio, y solo esperaban una excusa válida para acabar con su vida. Pero Jesús, invariablemente siguió afirmando su verdadera posición: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (vers. 19)…
Dios obra a través de quien él quiere por maneras y medios de su propia elección, pero siempre hay algunos que juegan el papel de los fariseos criticones…
Dios desea que todos crean, no porque no exista la posibilidad de la duda, sino porque hay evidencia abundante para la fe -Signs of the Times, 8 de junio de 1882.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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