viernes, 11 de diciembre de 2009

JUZGAR A TRACY

No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes. Mateo 7:1

Un refrán dice: «Justicia, pero no para mi casa». En otras palabras, exigimos que los demás se comporten como nosotros creemos que deben de hacerlo. Detesto tener que decirlo, pero tengo cierta experiencia en esto.
Soy una más entre los organistas de mi iglesia. Durante el canto inicial, toco la introducción. Luego se me une el pianista cuando los miembros empiezan a cantar.
Hace unas semanas, estaba acabando la introducción cuando me di cuenta de que Tracy, la pianista, todavía estaba sentada junto a sus amigas. «Sabía que hoy tocaba, ¿por qué no está sentada al piano?», pensé iracunda.
Cuando la congregación empezó la segunda estrofa, Tracy ya estaba en el piano. Pero mi conversación conmigo misma duró todo el canto.
Cuando acabamos, aparté mis manos del teclado. Miré en el boletín que venía después. Pero algo iba mal. La gente todavía cantaba.
Bueno, no cantaron mucho tiempo antes de darse cuenta de que el órgano se había detenido. Me di la vuelta y todos tenían la vista fija en mí.
El anciano me miró por encima del himnario y dijo:
-Estamos en la última estrofa.
Una situación embarazosa, sí.
Tal como nos advierte el texto de hoy, cuando criticamos nos exponemos a ser criticados. Estuve tan ocupada en juzgar a Tracy por no estar atenta que no presté atención a lo que se suponía que tenía que hacer.
Antes de disparar nuestras críticas a los demás, asegurémonos de que hacemos lo correcto. Aun así, hay que evitar destacar los errores de los demás.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

REPOSO EN SION

¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaría, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel! Amos 6:1.

La autocomplacencia y la indiferencia espiritual eran las características distintivas de los pueblos de Israel y de Judá en los días del profeta Amos. El profeta sentía intensamente en su corazón el peso del pecado del pueblo hebreo en su conjunto. Predicó sus mensajes proféticos a tanto a los habitantes del reino del norte como a sus paisanos del reino de Judá, gente, en su mayoría, orgullosa de su posición social. Confiaban más en sus logros que en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.


En aquella época, las clases hebreas más acomodadas estaban entregadas a la música, al placer y a los finos vinos que bebían. Tal como denuncia el profeta, dormían en camas de marfil, y no les preocupaban los pobres ni los afligidos. En su extraña y exuberante adoración, se olvidaban del sufrimiento de sus hermanos. Se aislaron de aquellos que estaban perdidos sin el conocimiento del Dios verdadero y en esclavitud. Inesperadamente, en medio de los banquetes y las danzas con las que se entretenían aquellos creyentes profesos, Dios les envió al profeta Amos con el siguiente mensaje: «¡Ay de los reposados en Sion y de los confiados en el monte de Samaría!» (Amos 6: 1).
Aunque vivamos más de dos milenios y medio después de aquella época, el mensaje del profeta Amos resulta especialmente pertinente para nosotros y para nuestro tiempo. Debemos ser cuidadosos para no caer en la complacencia e indiferencia del pueblo de Israel en los días de Amos.
Los actos de adoración en la iglesia no son el final de la gloria de Dios, son solamente el comienzo. Debemos salir para demostrar al mundo que hemos tenido un encuentro con el Altísimo. Ese mundo vacilante lleno de desigualdad, al borde de la eternidad, en el gran valle de la decisión, como si fluctuara entre el cielo y el infierno, necesita más que un nuevo CD o un libro: necesita una demostración de Jesucristo. A la puerta de nuestras iglesias hay una cantidad de obstáculos que mantienen a los perdidos fuera.
Cuídate hoy para que no te veas desviado de tu curso, del propósito para el cual hemos sido llamados como pueblo de Dios. Vigila todos tus pasos. No des lugar a la complacencia, ni dejes que las cosas de este mundo te distraigan de tu cometido.

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

DIOS NOS LIBRÓ

EI faraón iba acercándose. Cuando los israelitas se fijaron y vieron a los egipcios pisándoles los talones, sintieron mucho miedo y clamaron al Señor (Éxodo 14: 10).
Cómo actúas tú cuando tienes que enfrentar el desempleo, la quiebra de un negocio, conflictos conyugales, la rebeldía de tus hijos o una enfermedad? En algún momento, todas estamos expuestas, cualquier tipo de situaciones difíciles. Y es que los problemas duelen mas cuando son repentinos. Lo anterior afecta especialmente a las mujeres cristianas, debido a que a veces creemos que, por el hecho de confiar en Dios, estamos exentas de que nos sucedan algunas desgracias.
A veces parece que, como en la época del pueblo de Israel, el enemigo nos pisa los talones y no sabemos qué hacer. Los israelitas estaban acorralados: frente a ellos estaba el mar, a los costados el desierto y detrás venia el ejército más poderoso del mundo. Los egipcios estaban felices y dispuestos a dar a los hebreos un escarmiento ejemplar. Entonces el pueblo clamó al cielo, pidió auxilio y sucedió algo increíble: el mar se abrió y el pueblo de Dios pudo cruzar al otro lado ante el asombro de chicos y grandes. El faraón y su ejército pretendieron seguir la misma ruta que el pueblo de Israel pero entonces el mar retomó su cauce, y Dios desbarató los carros de a caballo y acabó con la tropa mejor pertrechada del momento.
Nuestras quejas y murmuraciones en medio de las pruebas representan falta de fe. Deja de mirar al mundo, a tu antigua esclavitud, no digas: «Nos iba mejor en el mundo, siendo esclavos». Eso no es verdad. Ahora eres libre. Vas rumbo a la tierra prometida. Cualquier problema que tengas hoy no se compara con las dificultades que tenías antes de aceptar la esperanza cristia¬na. Mejor agradece al Señor por sus cuidados hacia ti.
Querido Dios, gracias porque en el pasado nos ayudaste y sabemos que podemos confiar en ti dejando el presente en tus manos.

Patricia Velasco de Aguilar
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

NO SALGAS DE CASA SIN ELLA

Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dada, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. Efesios 6:13.

El paracaidista Ivan McGuire estaba impaciente por llegar al aeropuerto. Él y algunos de sus amigos paracaidistas iban hacer un salto en grupo y estaba ansioso.
Cuando llegó al aeropuerto, Ivan se unió a los otros saltadores mientras comprobaban sus paracaídas. Como él estaba encargado de filmar a la proeza, valiéndose de una cinta adhesiva, fijó a su casco la cámara activada con la voz y siguió a los demás al interior del avión.
Mientras el avión subía a las nubes, los miembros del equipo ensayaban mentalmente el salto. Cuando llegaron a una altitud de 3,200 metros, se alinearon para saltar.
Uno tras otro, sea arrojaron fuera del avión y cruzaron el aire. Ivan iba de último. Encendió la cámara se inclinó hacia delante y dejó que la gravedad tirara de él fuera del avión.
Cuando Ivan se encontró con los otros, ya habían empezado a hacer la formación. Maniobró con el cuerpo hacia la cadena de brazos y se agarró a ella.
Una vez el número estuvo hecho y grabado en la cámara, los saltadores se separaron unos de otros y abrieron sus paracaídas. Ivan buscó la cuerda que abría el suyo. Pero no estaba ahí.
Presa del pánico, dio grandes brazadas en el aire para descubrir que no llevaba paracaídas. Con la excitación por saltar, se había olvidado de lo más importante.
Como Ivan, podemos precipitarnos tanto para empezar el día que nos olvidemos de lo más importante. ¿Cada mañana pasas un tiempo con Jesús? ¿Antes de empezar el día abres una línea directa con el cielo?
La única manera de afrontar con éxitos los desafíos del día es ponernos en manos de Dios. Todos necesitamos su guía y su protección. No salgas de casa sin ella.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

SUJETO A JESÚS TE IRÁ MEJOR

Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. Isaías 40: 31.

Hace un par de años conversaba con un miembro de nuestra iglesia. Me decía: «Creo que si tan solo la iglesia me diera un poco más de libertad, mi progreso sería mayor. Estoy convencido de que las normas y algunas creencias suponen una limitación; dificultan, de hecho, ir más allá de donde me encuentro». Sin duda, no es el único que piensa que ciertas doctrinas le impiden disfrutar de algunos deleites de la vida. He escuchado a algunos decir que el Manual de la Iglesia supone un obstáculo para la realización de cosas que supondrían, según su punto de vista, mayor crecimiento. Y, ¡para qué hablar de la manera en que expresan su opinión acerca de los sabios consejos de Elena G. de White! La gente a menudo teme que la entrega a Jesucristo significa una interminable lista de noes. Algunas personas son vulnerables, sobre todo, a la mentira de que Dios siempre restringirá su creatividad y su desarrollo. Temen que nunca logren alcanzar su pleno potencial si se atan a muchas restricciones religiosas.
Aunque parezca triste, la gran verdad es que ningún ser humano alcanzará su verdadero potencial si no está unido a Jesús. Lo mismo puede decirse de quienes ven en los mandamientos trabas que los privan de realizar todas las cosas que consideran divertidas. Esas personas desconocen que el gozo verdadero y duradero es el resultado de seguir a Jesús y servirlo. ¿Has observado a una cometa volar con el viento? Estoy seguro de que jamás se te ocurriría decir que la cuerda que la sostiene es una carga o que estorbe. La cuerda no está para impedir el funcionamiento de la cometa; de hecho, esta no va a volar a menos que esté asociada a la cuerda. No se puede cortar la cuerda y esperar que la cometa vuele hacia el cielo. Si se corta la cuerda, la cometa se estrellará contra el suelo poco después. La cuerda mantiene la posición de la cometa con respecto al viento, y permite usarlo para su beneficio. Sin el cordel, la cometa estaría a merced de cualquier influencia que pasara por el lugar, y, sin duda, terminaría atrapada en un árbol o destrozada contra el suelo. Cuando llega el momento de que la cometa regrese a tierra, el cordel la atrae con suavidad, evitando las ramas de los árboles.
Piensa hoy que tu entrega diaria a Jesús no es pesada, ni tampoco te quita el gozo verdadero. En su presencia hay deleite. Dios se asegura de que los vientos de la vida soplen a tu favor. Vive unido a Jesús.

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

UNA ENTRE MILES

Surgirán de ellos cánticos de gratitud, y gritos de alegría. Multiplicaré su descendencia, y no disminuirá; los honraré, y no serán menospreciados (Jeremías 30: 19).
Sobre la mesa había una canasta de manzanas rojas, jugosas y de muy buen aspecto. Junto a ellas estaba una nota que decía: «Toma solamente una, recuerda que Dios te observa». En el otro extremo de la mesa habla una caja con chocolates finos y deliciosos. De pronto un niño pasó cerca de la mesa y observó las manzanas con la nota. Al acercarse a los chocolates, el niño escribió una nota y la puso cerca de los chocolates y decía: «Toma todos los chocolates que quieras, al fin que Dios está mirando las manzanas».
¿Qué te hace pensar esta historia? Tal vez en más de una ocasión has dudado de la omnipresencia de Dios y su gran poder, o te desanima la oración que hiciste con tanto fervor y no recibiste la respuesta que esperabas. Y qué decir del niño en la calle que suplica por una moneda para saciar su hambre, las cárceles llenas de injusticias, los hospitales con olor a muerte y dolor. ¿Sabes? Todo eso tiene un porqué y un para qué.
Una razón es para que valoremos lo que Dios nos da. Él es todo amor, le preocupa cada detalle por pequeño que parezca: tus lágrimas, alegrías, prue¬bas, aflicciones.
Tu devoción personal marcará la diferencia de tu relación con Dios. Búscalo, dile tu sentir, haz de él tu mejor amigo, acepta el plan que tiene para tu vida. Así aprenderemos a confiar y a depender completamente de él. Si no, su plan de redención será en vano en nuestra vida. Busquémoslo mientras puede ser hallado. Gracias, Señor, por escucharme y entenderme cuando todos se van. Gracias por tomarme de la mano cuando todos me abandonan. Gracias Señor, por darme un valor inmerecido aun cuando siento que no valgo. Gracias Señor, por tu insaciable amor. Ayúdame a seguir adelante, servirte y honrarte como verdaderamente tú lo mereces.

Mireya Olave de Murríeta
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

CRECER COMO CRISTIANOS

Pero conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador Jesucristo y crezcan en su amor. 2 Pedro 3:18.

Hace poco el periódico traía una historia muy triste. Un hombre escuchó algo que excavaba en la basura que había junto a su casa. Pensó que era un animal. Pero cuando estuvo más cerca del cubo de la basura vio que, en realidad, era un niño que buscaba comida en la basura.
Llamaron a la policía y entonces supieron que el niño era, en realidad, un joven de diecinueve años de edad que solo pesaba diez kilos. Sus padres le habían dado tan poca comida que no pudo crecer.
Cuando una persona pasa hambre, es frecuente que su aspecto muestre que algo va mal. Pero cuando una persona pasa hambre espiritual, no es tan obvio.
Podemos pasar meses, incluso años, sin atender nuestras necesidades espirituales. Podemos hacer como si todo estuviera bien. De hecho, nadie podría decir si tu corazón está a bien con Jesús.
Pero si como necesitamos alimentos para que el cuerpo crezca, también necesitamos “alimento” espiritual si queremos que crezca nuestro carácter.
Los educadores sanitarios describen una dieta saludable como aquella que se compone de una gran variedad de buenos alimentos. Como cada alimento tiene una combinación exclusiva de nutrientes, comer de distintos grupos de alimentos nos ayuda a conseguir las vitaminas y los minerales necesarios para gozar de una buena salud.
Si quieres ser de verdad un cristiano saludable, llena tu vida con una gran variedad de actividades constructivas. Lee la Biblia, canta canciones espirituales, ayuda a los necesitados, memoriza versículos de la Biblia, lee los buenos libros, ora, habla a otros de Jesús, asiste a la iglesia y a la escuela sabática. Pasa tiempo con otros cristianos, da estudios bíblicos, vista a los ancianos y enfermos y da dinero para la obra de Dios.
Las buenas obras jamás ocuparan el lugar de la fe en Jesús. Pero nos ayudan a parecernos más a él.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

UN TANQUE CONTRA DIOS

Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti y ya no soy digno de ser llamado tu hijo». Lucas 15:21.

El cristiano que desea alcanzar la victoria sobre el pecado debe tener en su mente una idea clara de todo lo que implica el acto pecaminoso. Se dice que la paga del pecado es la muerte, que pecar roba la paz del corazón, que es un desperdicio de la vida, y que afecta física y emocionalmente. A pesar de todo lo que se pierde, el número de personas que hemos pecado contra Dios no puede contarse.
¿Cuál es la razón principal para cortar toda relación con el pecado? ¿El castigo? ¿El lago de fuego? ¿La vida eterna? ¿Que lo borren a uno de los libros de iglesia? De la siguiente historia podemos extraer la verdadera razón.
A un joven de dieciocho años de edad, hijo de padres adventistas, las malas compañías lo arrastraron al pecado. Practicaba toda clase de vicios, desde fumar cigarrillos hasta pasar su tiempo en lugares inmorales. Como era de esperar, su padre no aceptaba en forma alguna tal conducta. Le aplicó todo tipo de castigos, pero nada hizo que este joven cambiara su mal proceder. Un día en que el muchacho regresó a casa después de estar con sus amigos tomando bebidas alcohólicas, su padre lo llevó a un lugar solitario. El joven debe de haber pensado que sería para recibir una soberana paliza. Su padre, hombre fuerte y corpulento, se lo quedó mirando fijamente al rostro, como diciéndole algo, pero sin palabras. Después de un par de minutos, explotó en llanto. Cuando el joven rebelde vio las lágrimas que corrían como aguas desbordadas por el rostro de su padre, entendió que su pecado iba más allá de dañar su propia salud, más allá de violar una norma, o de afectar una relación paternofilial. Entendió que su pecado despedazaba el corazón de un padre amante. Ese día terminó su rebeldía y decidió no causar más dolor a quien lo amaba tanto.
Si quieres dejar de pecar, piensa en lo siguiente:
  • El pecado no solo te hiere a ti, sino que es una ofensa contra el cielo, contra Dios. Esa es la naturaleza fundamental del pecado. Es un ataque contra Dios.
  • El pecado deshonra a Dios, y supone una difamación de su honor en la que incurrimos mediante nuestra conducta y actitud degradante. Nos perjudica a nosotros y a los que nos contemplan.
Enfréntate hoy al enemigo, no pensando en tu prestigio, empleo, buena fama, o en el qué dirán. Hazle frente pensando que cada pecado que cometas crucificará de nuevo al Hijo de Dios.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.