lunes, 15 de abril de 2013

LO QUE PUEDE SER

Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Mateo 25:29.

Quienes aceptan a Jesús como su Salvador personal vivirán vidas de humildad, paciencia y amor. No se entregaron al Señor por la ganancia que recibirían. Han llegado a ser uno con Cristo, al igual que Cristo es uno con el Padre, y diariamente reciben su recompensa al ser partícipes de la humildad, el reproche, la abnegación y el sacrificio de Cristo. Encuentran su alegría en observar las ordenanzas del Señor. Encuentran esperanza, paz y alivio en el servicio genuino; y con fe y valor avanzan en el camino de la obediencia, siguiéndole a él que dio su vida por ellos. Por su consagración y devoción revelan al mundo la verdad de las palabras "ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (Gal. 2:20).
El profeta Malaquías escribió: "Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre" (Mal. 3:16). ¿Hablaron palabras de queja, para buscar faltas o para felicitarse? No; en contraste con los que hablan contra Dios, quienes le temen hablan palabras de valor, gratitud y alabanza. No cubren el altar de Dios con lágrima y lamentos; vienen con rostros iluminados con los rayos del Sol de Justicia, y alaban a Dios por su bondad.
Tales palabras hacen que todo el cielo se regocije. Los que las pronuncian pueden ser pobres en posesiones mundanales, pero al darle fielmente a Dios la porción que él reclama, reconocen su deuda con él. Los capítulos de la historia de su vida no incluyen el egoísmo. Con amor y gratitud, con cantos de gozo en sus labios, traen sus ofrendas a Dios, diciendo como David: "De lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14). "Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre perdona a su hijo que le sirve" (Mal. 3:17)...
Los que sirven verdaderamente a Dios lo temerán, pero no como el siervo infiel, que escondió su talento en la tierra porque tenía miedo que el Señor exigiera lo suyo. Sentirán temor de deshonrar a su Hacedor al descuidar la mejora de sus talentos.— Review and Herald, 5 de enero de 1897.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

LA CARRERA DE LA MILLA

Lugar: Singapur
Palabra de Dios: 2 Timoteo 4:7,8.

El día de los deportes estaba por llegar. Como presidente de curso, estaba a cargo de organizar nuestro equipo. El único problema era que no podía encontrar a alguien dispuesto a correr la carrera de la milla. Finalmente, mi amiga Erin vino a mi rescate. Bueno, más o menos...
-Lo podemos hacer juntas -dijo.
No veía otra opción, así que estuve de acuerdo, avergonzada tan solo de pensar en lo que sucedería. Sonaría el silbato. Todos saldrían corriendo, y en alguna parte, allá atrás, entre el polvo, estaría la lenta de mí. No iba a ser una imagen linda pero, por lo menos, nuestro curso recibiría puntos por participar.
Llegó el día del evento, y la temida carrera de la milla. Me ubiqué en la línea de largada, Con los demás concursantes. El silbato sonó, y partí. Me mantuve con el grupo por un ratito, pero luego tuve que disminuir la velocidad y comenzar a caminar. Me sentía avergonzada. Erin también disminuyó la velocidad, y se quedó a mi lado. Eso es lo que ella quería decir cuando dijo que correría conmigo.
No recuerdo cuan retrasadas estábamos en relación con los demás (creo que bloqueé eso de mi memoria). Pero, lo que sí recuerdo es que la carrera de la milla no fue tan espantosa como pensaba. Erin y yo nos mantuvimos juntas, yendo más lento cuando una de las dos se cansaba o necesitaba recuperar el aliento. Nuestra meta era terminar la carrera, ¡y lo hicimos!
Hay una carrera en la que todos nosotros estamos participando, una carrera espiritual. Y Jesús promete estar con nosotros, ayudándonos a lo largo del camino. No se trata de terminar primero, sino de cruzar la línea de llegada. Entonces, podremos decir, junto con el apóstol Pablo: "He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

DIOS NO ES UN SER MISTERIOSO

Miren, el Señor omnipotente llega con poder, y con su brazo gobierna. Su galardón lo acompaña; su recompensa lo precede. Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas. Isaías 40:10-11.

El profeta Isaías, al citar las palabras de Dios, escribió: «Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!» (Isa. 55: 8-9). En otra porción de la Escritura leemos: «¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?» (1 Cor. 2:16). Estas declaraciones divinas podrían llevarnos a pensar que Dios es un ser impersonal y lejano a sus criaturas, que gobierna desde los cielos, volviéndose inalcanzable.
No obstante, son muchas las evidencias de que Dios es cercano a sus hijos. En el Edén, estuvo tan cerca de Adán y Eva, que hablaba con ellos cara a cara. Más tarde, con la entrada del pecado, y después de que el hombre y la mujer fueran despojados de todos sus privilegios, Dios tomó la decisión de enviar a su hijo Jesús a este mundo, el cual asumió la naturaleza humana para revelarse a nosotros con el único propósito de que pudiéramos conocerlo y restaurar la relación perdida. No podremos encontrar prueba mayor que esa de hasta qué punto Dios está cerca de nosotros y nos ama con inmenso amor.
Dios está cerca de nosotros. No es un ente misterioso que se mueve en una esfera inalcanzable para los humanos. El cielo y todos sus beneficios bajaron a la tierra cuando envió a Cristo manifestado a nosotros como un niño indefenso, que nació de padres humanos en una cuna humilde. Creció en el hogar modesto de un carpintero y vivió entre los hombres, haciéndose sensible a nuestras necesidades. Estuvo dispuesto a sufrir la muerte de cruz para librarnos de la condenación que pendía, implacable, sobre la humanidad al completo.
En el día de hoy, Dios desea acercarse a ti igual que un padre se acerca a su hija, mediante una relación plena de amor, comprensión y confianza, en la que todos tus actos pueden quedar a su vista sin temor, con la certeza de que cuentas con su perdón y su amor incondicionales.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA ANTIGUA HISTORIA DE LOS TATUAJES

Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se despuntarán la barba ni se harán heridas en el cuerpo (Levítico 21:5).

Los seres humanos han marcado sus cuerpos con tatuajes desde hace miles de años. Estos diseños han servido como amuletos, símbolo de estatus, declaraciones de amor, distintivos de creencias religiosas, adornos e, incluso, formas de castigo. Joann Fletcher, investigadora del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, en Gran Bretaña, describió la historia de los tatuajes y su significado cultural para los pueblos de todo el mundo; desde el famoso Ótzi, el «hombre del hielo», una momia congelada de cinco mil doscientos años de antigüedad, hasta los maoríes de la actualidad.
Los primeros ejemplos conocidos de tatuajes en cuerpos se hallaron en varias momias de mujeres egipcias que datan del año 2000 a. C. Pero el reciente descubrimiento del «hombre del hielo» en la zona fronteriza entre Italia y Austria, que tiene unos cinco mil doscientos años, demuestra que la costumbre era mucho más antigua.
La especialista Joann Fletcher, y su colega de la Universidad de York, Don Brothwell, descubrieron que los tatuajes en el «hombre del hielo» tenían propósitos terapéuticos, pero los que se hallaron en las momias egipcias y en los entierros grecorromanos, eran, evidentemente, señales de glamour femenino. La única diferencia entre las momias egipcias y las liberadas mujeres de la actualidad es que las egipcias usaban los tatuajes en los muslos y estas últimas en zonas un poco más sugestivas.
Como ves, los seres humanos son poco originales. O quizá el cuerpo humano no ofrezca muchas posibilidades a los creadores de moda. «No hay nada nuevo bajo el sol», dijo el sabio Salomón. Pero debemos ser cuidadosos con lo que hacemos con nuestro cuerpo. El cuerpo es más sagrado de lo que su apariencia podría sugerir. El apóstol Pablo dice que el cuerpo debe ser guardado «irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo».
No te dejes llevar por modas raras, pasajeras, o a veces, indecentes. Mejor quiero desafiarte a que seas original en otro sentido. Conserva la originalidad de ser limpio e intachable en cuerpo y alma. Dios creó el cuerpo con fines elevados. Cuídalo. Después es muy difícil, o doloroso; o en algunos casos, imposible, devolverlo a su estado original, cosa que es una lástima. Cuando venga Jesús, entreguémosle un cuerpo bien cuidado, de tal manera que él pueda entregarnos uno de mejor calidad.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

domingo, 14 de abril de 2013

¿A QUÉ SABE LA SALSA DE TOMATE?

¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas (Lucas 6: 26).

El paladar humano distingue unos pocos sabores fundamentales: salado, dulce, ácido, amargo... y umami. Este último es difícil de definir. Es el sabor proteínico que añade cuerpo a los alimentos, que encuentras, por ejemplo, en la sopa de pollo, la leche materna, la salsa de soya, los champiñones y en el tomate cocido. Hace casi treinta años, las empresas de manufactura de alimentos procuraban producir el alimento con el sabor perfecto. Una comida que gustara a todos los paladares. Pero finalmente se dieron cuenta de que eso no existe. De alguna manera todos somos diferentes y el éxito para la industria alimentaria consiste en tener una variedad apropiada de productos para satisfacer los diversos gustos de sus clientes. Como resultado, en los supermercados puedes encontrar una gran variedad de sabores y texturas para el mismo tipo de alimentos.
Existe, curiosamente, una salsa de tomate que ha logrado mezclar e incluir en más o menos concentraciones iguales los cinco sabores fundamentales para el paladar humano: es salada, dulce, acida y amarga al mismo tiempo. Por supuesto, también tiene una cantidad apropiada de sabor umami. En cierta manera les da a todos algo de lo que quieren recibir.
La vida cristiana no puede ser, sin embargo, como esta salsa de tomate. Un cristiano no puede satisfacer a todas las personas con quienes convive. De acuerdo con el Antiguo Testamento, una característica de los falsos profetas es que tratan de complacer a todos los oídos (Isa. 30: 9-11; Miq. 2:11; Jer. 5:31; 23:16,17). Jesús, por ejemplo, era perfecto; sin embargo, no todos lo admiraban. Jesús era totalmente bueno; sin embargo, no todos lo amaban. ¿Por qué hubo personas que no pudieron amar a Jesús, siendo él tan bueno? Sencillamente porque los que aman el mal odian a la luz (Juan 3: 20). La sola presencia del bien reprocha la maldad y el error. Esta es la raíz de toda persecución.
No te preocupes si no les caes bien a todas las personas. Debes tener cuidado de hacer siempre lo correcto y hacerlo con amabilidad, así como Cristo lo hacía, pero no esperes que todos te amen. Lo importante es que Dios te dé su aprobación. Busca la sonrisa de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

DIQUE DE CASTORES

Lugar: Luisiana, EE.UU.
Palabra de Dios: Apocalipsis 21:18,19,21.

Habían construido su casa con dinero, miles y miles de dólares en efectivo. Los billetes verdes estaban por todas partes. Pero, a sus peludos habitantes no les importaba. Los castores habían encontrado billetes mojados, y decidieron usarlos. Así es como sucedió.
Un ladrón, de alguna manera, logró escapar con 70 mil dólares en efectivo. Tiró las bolsas con dinero a un arroyo cercano, planificando volver a buscar el dinero más tarde. Pero, los castores lo encontraron antes. Entretejiendo los billetes mojados con palitos y malezas, se construyeron una linda represa. No rompieron los billetes, solamente los usaron.
Cuando las autoridades se enteraron de que el ladrón había arrojado el dinero al arroyo, fueron a investigar. Y entonces fue cuando descubrieron el dique lleno de dinero, construido por par de inocentes castores. Los castores habían estado viviendo allí, rodeados de riqueza... pero eso no les importaba en lo más mínimo.
¿Alguna vez leíste la descripción de la Nueva Jerusalén de Apocalipsis 21? Esto es lo que dice: "La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad era de oro puro, semejante a cristal pulido. Los cimientos de la muralla de la ciudad estaban decorados con toda clase de piedras preciosas" Y allí enumera todas las piedras preciosas: jaspe, zafiro, ágata, esmeralda, ónice, cornalina, crisólito, berilo, topacio, crisoprasa, jacinto y amatista. "Las doce puertas eran doce perlas, y cada puerta estaba hecha de una sola perla. La calle principal de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente".
¿No suena increíble? ¡Y pensar que nosotros viviremos allá! Pero ¿sabes qué? Al igual que los castores, no nos importará la riqueza que nos rodea. Lo mejor de estar allá será que viviremos con Jesús.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

DIOS ES BONDADOSO, NO SOLAMENTE PODEROSO

Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento. Abres la mano y sacias con tus favores a todo ser viviente. El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Salmo 145:15-18.

Cuando reconocemos el poder de Dios, nos sentimos inmensamente maravilladas. Al meditar y reflexionar en su obra creadora, y en cómo con el solo dicho de su boca fueron hechos los cielos, la tierra y el universo entero, nos embarga un sentimiento de profunda reverencia, respeto y reconocimiento. Exclamamos así como el salmista: «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan» (Sal. 24:1).
Tú y yo somos parte de esa obra extraordinaria, ¡alabado sea el Señor! Sin embargo, no existimos nada más por el poder de su boca, también es porque somos producto de su gran bondad. El Señor es bondadoso en todas sus obras.
Nuestro Dios es poderoso, pero además también desborda de bondad hacia todas sus criaturas, entre ellas tú y yo. Esto nos lleva, no solo a verlo en su trono coronado de poder, sino que también lo vemos acercarse a nosotras lleno de ternura y compasión incalculable. Tenemos un Dios que ha sido hombre, y que por tanto puede comprendernos y acompañarnos en todas nuestras situaciones.
La bondad de Dios es tan grande e infinita como su poder. Está siempre dispuesto a ser benévolo con los seres humanos y no escatima bendiciones para sus hijos. En el Salmo 145:9 se reafirma la bondad de Dios cuando el salmista dice: «El señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación».
Es por su gran bondad que abrimos los ojos cada mañana. Su amor se manifiesta en cada latido del corazón. Él es quien da energías a nuestros músculos para que podamos movernos y caminar para cumplir con nuestros deberes diarios. Él es quien hace fluir cada gota de sangre por nuestras venas y arterias para que la vida sea posible.
Amiga, segura en el poder de Dios y refugiada en su benignidad, acércate a su presencia cada día, confiada en que mientras su poder te preserva la vida, su bondad satisfará todas tus necesidades. El Señor es bueno y lo será aún más, si estás dispuesta a convertirlo en tu proveedor cotidiano.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL SIERVO INFIEL

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra. Mateo 25:24, 25.

La enseñanza de esta parábola es clara. Todos los dones de intelecto o propiedad que alguien pueda poseer le han sido confiados. Son los bienes del Señor y han de ser usados para su honor y su gloria. Han de ser mejorados y aumentados por el uso, para que el Señor reciba intereses sobre ellos. Pero el Señor no recibe intereses de muchos talentos, porque al igual que el siervo infiel, aquellos a quienes se les han confiado los invierten donde no reciben aumento.
Todos en cuyos corazones se acaricia el egoísmo oirán las tentaciones de Satanás y harán la parte del siervo infiel y perezoso. Esconderán el tesoro que se les confió, y descuidarán el uso de sus talentos para el Señor... Han sembrado escasamente, o nada, y segarán escasamente. Pero aunque el Señor les ha dicho esto en palabras demasiado claras para ser malinterpretadas, acarician la insatisfacción en su corazón y se quejan de que el Señor es un amo duro, que se los ha tratado dura e injustamente...
Hoy día muchos que dicen conocer a Dios hacen lo mismo. Hablan de una manera quejosa y descontenta de los requerimientos del Señor. No acusan directamente a Dios de ser injusto, pero se quejan de todo lo que toca el asunto de usar su influencia o sus medios en su servicio. Sea quienes fueren, si aquellos a los que el Señor ha confiado sus dones no aprovechan su dote, si no cooperan con los ángeles celestiales al intentar ser una bendición para otros seres humanos como ellos, recibirán la denuncia del Señor: "Siervo malo y perezoso; tuviste mis dones para usarlos, pero no los usaste... Tú, que pensabas que sabías tanto, me representaste malvadamente e hiciste que otros pensaran que yo era injustamente duro y exigente. 'Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes' (Mat. 25:30)". En ese día, estos siervos infieles verán su error y advertirán que al colocar egoístamente sus talentos donde el Señor no recibí ni intereses, no solo han perdido todo lo que tenían, sino que también perderán las riquezas eternas.— Review and Herald, 5 de enero de 1897.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White