domingo, 12 de julio de 2009

HUIR DE LA TENTACIÓN

Y ella lo asió por su ropa, diciendo: «Duerme conmigo». Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.génesis 39: 12

Es fácil percibir que en esta época ya no hay temor de Dios ni respeto por su santa ley. Muchísima gente considera que todo es relativo, que todo depende de las circunstancias, que no existe nada que sea pecado. Es posible que los jóvenes del mundo consideren tonto a José por haber "desperdiciado" una buena “ocasión. Algunos consideran a José un cobarde, o algo peor, por haber huido de la esposa de Potifar. Pero José fue muy inteligente y sabio al tomar la decisión de huir de la tentación. La mejor respuesta a la tentación es huir de ella. Alejarse de cualquier situación comprometedora es crucial para mantener un sólido carácter cristiano. Sin embargo, huir de la tentación no es fácil. Solo es posible con la ayuda de Dios. Además, no es huir una vez. De una manera u otra, hoy o mañana, la vieja tentación volverá. El tentador nunca se dara por vencido, y nos buscará mientras tenga la esperanza de vencernos. Recuerda que a Jesús lo persiguió, y lo tentó, desde el pesebre hasta el Calvario, con la esperanza de vencerlo haciéndolo pecar. Huye de la tentación, pero no pienses que ahí termina todo. La Biblia aconseja huir de la tentación: «Huye también de las pasiones juveniles» (2 Tim. 2: 22). «Huye de estas cosas» (1 Tim. 6: 11). «Habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo» ( 2 Pedro. 1: 4). Pero, más que huir, el consejo divino es estar firmes. «Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efe. 6:11). A través del poder del Espíritu Santo, los creyentes pueden vencer a Satanás y hacerlo huir. ¿Qué haces cuando eres tentado a pecar? Hay muchas cosas que puedes hacer, pero lo más importante es recordar que no puedes resolver tú solo el problema de la tentación. En el corazón humano está el deseo de hacer el mal; es engañoso, centrado en si mismo. La tentación es un problema que solo Dios puede resolver. Para solucionar ese problema, necesitamos a un Salvador experto que ya fue tentado en todo, «pero sin pecado» (Heb. 4: 15). Por nosotros mismos no podemos ganar la guerra contra la tentación. Pero Jesús nos ofrece su victoria, y «es poderoso para socorrer a los que son tentados» (Heb. 2: 18). Sigue hoy el método y el ejemplo de José. Huye de la tentación, y aférrate a Cristo para poder vencer al tentador.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos

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