domingo, 19 de julio de 2009

SÍ, EXISTE NUESTRO ÁNGEL

Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó (Esdras 8: 23).

He trabajado desde muy joven, combinando las labores del hogar y las de mi centro laboral. Uno de mis grandes problemas era que no podía llevar a mi hija de seis años a la escuela, así que todos los días la subía en el autobús y mi mamá la recogía en una parada que estaba cerca de su casa. Pero esa vez la niña no se bajó del transporte público y, por supuesto, mi mamá se preocupó mucho. De inmediato me habló por teléfono para que supiera del problema. No supe por dónde comenzar. Pensé en algunas opciones, pero lo primero que se me ocurrió fue orar fervientemente a Dios para que la cuidara y protegiera de cualquier peligro, ya que me asaltaba la idea de no volverla a ver. Después de pasadas algunas horas en las que mi mamá me había hablado varias veces, me dio la noticia de que la niña había llegado bien a la casa. Resulta que un hombre la había llevado exactamente al domicilio de mamá sin que la pequeña le hubiera dado la dirección ni el teléfono. La niña se había dormido en el trayecto y habla despertado en la base de los autobuses. Dios es tan maravilloso que nos da un ángel que está a nuestro cuidado, porque creo que él fue el que guió a mi hija hasta la puerta de la casa de mi mamá. El hecho de saber que contamos con un ángel es una hermosa promesa que nos ayuda a seguir en esta vida de tantos peligros. Esta promesa nos da la seguridad de que contamos con alguien muy importante que nos protege de todos los percances que pasamos a través de toda nuestra vida en esta tierra. Espero que sepamos apreciar el don que recibimos de tener un ángel a nuestro lado, porque si así no fuera, estaríamos desprotegidos y sufriríamos más todavía. Que la bendición de nuestro Dios sea con nosotras a cada instante.
Martina Coral
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

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