jueves, 3 de diciembre de 2009

COMIDA PARA LA MENTE

Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. Romanos 8:5.

El Kea es un papagayo de color ver oliváceo que vive en Nueva Zelanda. Hace dos años gozaba de una existencia apacible, alimentándose de frutas y semillas. Pero, a medida que la gente empezó a esparcirse por el territorio, la dieta del ave empezó a cambiar.
Muchos de los primeros colonos tenían grandes rebaños de ovejas. El cordero era un alimento popular en Nueva Zelanda. Cuando los granjeros mataban una oveja para obtener su carne, se quedaban con las partes comestibles y arrojaban las que no querían. Los keas empezaron a habituarse a comer la carne de desecho. Pronto perdieron todo interés por su antigua dieta y empezaron a desarrollar un fuerte deseo por la grasa de los riñones de oveja.
Insatisfechos por tener que esperar los desechos de los mataderos, los keas empezaron a atacar las ovejas mientras pastaban en los prados. Los granjeros tuvieron que proteger sus rebaños de los pájaros asesinos y empezaron a disparar a cada kea que veían. El que una vez fue un pájaro amable se había convertido en un peligroso enemigo.
Con el tiempo la naturaleza del kea cambio a causa de su dieta. Y, también con el tiempo, lo que alimente su mente cambiará la naturaleza del hombre.
Todos nacemos con una naturaleza pecaminosa. Pero cuando somos cristianos Jesús entra para vivir en nosotros y nos ofrece una naturaleza parecida a la suya.
Lo que permitimos que entre en la mente determinará que naturaleza se refuerza. La próxima vez que tomes un libro, enciendas la radio o veas la televisión, piensa qué naturaleza alimentas.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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