viernes, 4 de diciembre de 2009

SIN SALIDA

Nunca te dejaré ni te abandonaré. Hebreos 13:5

Tom y yo habíamos salido de la ciudad durante el día para asistir a unas reuniones. Yo no tenía nada que hacer, así que di un paseo hasta que encontré una tienda K-mart.
Entré y tomé algunos papeles de envolver con motivos navideños y una botella de champú. Después de pagar la compra, salí de la tienda.
Cuando llegué al automóvil, metí la mano en el bolsillo para sacar las llaves del vehículo. No estaban en el monedero. Mire por la ventanilla y vi que estaban colgando de la cerradura del contacto.
«Fantástico, pensé», «He dejado las llaves encerradas dentro del auto y, casi seguro, me costará al menos 75 dólares hacer que un cerrajero venga a abrirme la puerta en domingo». Miré en el monedero. Todo cuanto tenia era un billete de 20 dólares y algunas monedas.
-¿Por qué no oras? –inquirió una vocecita en mi cabeza.
«Orar… Ya me dirás tu que puede sacar en limpio de todo esto». No, yo solita me había metido en ese lío y yo sola iba a resolver la situación.
«Quizá una de las puertas no tenga el seguro puesto», pensé.
Pues no, no fui tan afortunada.
La situación parecía desesperada. No sabía cómo ponerme en contacto con Tom y tampoco tenía el dinero para llamar a un cerrajero. En lo que a mi concernía, no había salida para ese problema.
¿Es posible meterse en un lío tal que ni Dios pueda solucionarlo?
Sigue a la escucha hasta mañana…

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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