jueves, 18 de febrero de 2010

RUMBO A LA ETERNIDAD

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4.

Estas palabras forman parte de la descripción de un «cielo nuevo y una tierra nueva» (vers. 1). La diferencia en esta descripción, con relación a «las primeras cosas que han dejado de existir» (vers. 4), la produce el hecho de que Dios estará con su pueblo, no solo de visita ciertos días del año, sino que, ¡«acampará en medio de ellos»! (vers. 3). Cuando Dios está presente, ¡la muerte huye!
Hoy es el cumpleaños de Lizzeth Yajaira Velázquez Monarres, estudiante de Contaduría Pública. Ha dejado en el cementerio ya a sus padres y a dos de sus hermanos. Por eso el texto que encabeza nuestra meditación de hoy la llena de esperanza. Lo maravilloso es el efecto que esta esperanza tiene en nuestras vidas. Como dice Lizzeth: «A pesar de todo, he visto la mano de Dios sobre mí».
Mientras llegas al escenario renovado que se describe en el capítulo 21 de Apocalipsis, hay dos maneras en que la esperanza te fortalezca. Es como las dos caras de una moneda. Ante todo, la gracia de Dios que te sostiene en medio de la crisis. Hay muchas promesas bíblicas que te aseguran la compañía de Dios cuando caminas por el «valle de sombra de muerte» (Salmos 23: 4, RV95). El Espíritu Santo cumple su misión de ser un Consolador para quienes derraman sus lágrimas. Hace que recuerden la manera en que terminará la historia y da una visión del futuro glorioso sin muerte, dolor o llanto.
Lizzeth dice también en su reflexión: «A pesar de que me encuentro sin el apoyo de mi familia, en este lugar [la Universidad de Montemorelos] me siento bien. Este es mi hogar». Esto es lo hermoso de vivir en medio de una comunidad de creyentes. No solamente comparten una esperanza, sino también su cariño y apoyo. Una comunidad donde cada uno cree que su nombre está escrito en el libro de la vida.
«Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar de sus fieles seguidores. [...] Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus corazones». MJ 164.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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