viernes, 12 de marzo de 2010

PLENA CONFIANZA EN EL JUEZ Y EN SU JUSTICIA

Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. Salmos 9:8.

Justicia, ¡qué concepto tan elusivo, complejo y sugerente! No hay una definición lo suficientemente clara y aceptada por todos, pues la justicia carece de realidad material; no puede ser pesada, palpada, ni medida. Además, su significado y su sentido han cambiado para la gente común y para los grandes pensadores a través de la historia. Bueno, esa es la justicia humana, que se supone mantiene a la sociedad en equilibrio. Por eso tiene que haber incluso un Tribunal Internacional para asegurar el trato imparcial y equitativo de todos los habitantes del planeta Tierra.
El Salmo 9 ha sido llamado un «Canto de acción de gracias». Este poema alaba a Dios por ser el Juez justo que castiga a los impíos y defiende a los oprimidos. El texto de hoy parece estar explicado en Apocalipsis. 20: 12 y 13, donde Dios ejerce su autoridad para juzgar en armonía con sus infalibles libros de registro. Así como Dios fue el Juez justo en el caso histórico que evoca el Salmo 9, también lo será en el juicio final. La justicia es uno de los grandes fundamentos del gobierno de Dios. «La rectitud y la justicia son la base de su trono» (Salmos 97: 2).
Cristo nos insta a buscar la justicia de Dios como una acción prioritaria en nuestra vida: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6: 33). «Todas estas cosas». Todas sus bendiciones vendrán por añadidura. ¿No es maravillosa la justicia divina? La Palabra de Dios nos dice que Jesús, después de su ascensión al cielo, asumió la función de Sumo Sacerdote (Hebreos 8: 1, 2), Intercesor (Hebreos 7: 25; Romanos 8: 38) y Abogado (1 Juan 2: 1, RV95), y a la vez, ¡de Juez! (Juan 5: 22), para dedicarse a la obra del juicio.
Su participación en esta obra garantiza la justicia divina, y la absolución de todos los que se acojan a su gracia salvadora. Jesús vendrá y no tardará.
«Acérquense al tribunal de Dios y observen, como a la luz de Dios, si hay algún pecado secreto, alguna iniquidad, algún ídolo que no hayan sacrificado». MJ 81, 82.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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