jueves, 24 de febrero de 2011

A PESAR DE. - PARTE 1

Me devuelven mal por bien y odio por amor (Salmos 109:51).

Uno de los peores defectos del ser humano es la ingratitud. Por eso admiro, respeto, alabo y agradezco a Dios porque pudo soportarla, aun sabiendo de antemano lo dolorosa que sería. «A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron» (Juan 1: 11), nos asegura la Biblia. Este es uno de los textos que más han impactado mi corazón. El amor de Dios es tan extraordinario e inagotable que nunca ha estado sujeto a la reacción humana. Solo se ha preocupado por dar, porque el amor no puede producir otra cosa que amor.

Como miembros de iglesia sabemos teóricamente que la ingratitud forma parle de nuestra convivencia, aunque no queramos sufrirla. Siempre recuerdo la letra de un hermoso himno que dice: «Gracias a Dios por mis tristezas, y también mis alegrías. Gracias a Dios por mis tormentos. Me ayudaron a fortalecerme, hoy solo en él confío, y por siempre en él he de confiar. A través del dolor, aprendí a confiar en Cristo, ya sé confiar en Dios. A través del dolor, llegué hasta el fondo del amor».

Es un acto de misericordia de parte de Dios mantener a personas dentro de la iglesia que son profesionales del látigo. Que con destreza, habilidad y mucha fuerza hacen gala de su maestría al descargar contra los fieles todos sus golpes. A veces creemos que las pruebas más duras vendrán de afuera, de personas que no comparten nuestra fe y que se declaran abiertamente enemigas nuestras. Sin embargo, duelen mucho más los golpes del que se sienta a tu mesa que los del desconocido. Ciertamente los latigazos más violentos, los que transformarán nuestros débiles pies en robustas columnas y baluartes de la te, vendrán de los que eslán a nuestro lado, de los que dicen ser nuestros amigos, de aquellos que, como Judas, nos besan en la mejilla.

¿Has experimentado estos látigos en tu vida? ¿Los estás sintiendo ahora? No desmayes, sigue el consejo divino: ora. Tienes un Dios que ve, que oye y que sabe todo cuanto pasas. Mantente firme y verás grandes cosas. El amor te hace elevar oraciones a través de las cuales llega el perdón.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

No hay comentarios:

Publicar un comentario