sábado, 19 de marzo de 2011

SER Y PARECER

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1 Samuel 16:7.

Mientras estudiaba la Licenciatura en Teología, el decano de la facultad tenía un dicho que de tanto en tanto repetía: "El cristiano no solo tiene que serlo, sino también parecerlo". Con esto trataba de mostrarnos la importancia que tienen las apariencias para la gente que nos observa, ya que el hermano de "conciencia débil" puede llegar a abandonar su fe por causa de nuestro proceder imprudente.
Ese cuidado que debemos tener en la vida espiritual es necesario también cuando existe un compromiso como el noviazgo. El joven y la señorita que están de novios no solo deben "estarlo" mientras están juntos, sino que también tienen que parecerlo cuando están separados.
Yanina estaba de novia con un joven mayor que ella, y ambos habían desarrollado como pareja una linda confianza conmigo. A menudo compartíamos inquietudes, problemas familiares y charlas informales y dedicábamos tiempo a enriquecernos mutuamente. Un día, mientras paseaba por un centro comercial con mi esposa, vi a Yanina abrazada con otro joven. En el momento no pude decirle nada, pero la señalé para que mi esposa también la viera, y continuamos caminando.
Más adelante, al conversar con ella y mencionarle lo que había visto, se sorprendió y me dijo que no había estado abrazada del otro. Cuando vio que yo no cambiaba de postura, admitió que quizá se había "apoyado" sobre el muchacho, pero que lo había hecho "sin mala intención". Yo sabía que me estaba mintiendo, que el abrazo había sido real, y no solo un "apoyo" pasajero, pero no seguí discutiendo más el asunto porque no nos llevaría a nada sano.
El compromiso que tenemos cuando nos declaramos novio o novia de otra persona, debiera llevarnos a privarnos de manifestaciones sentimentales con otro. Los abrazos, los besos, las caricias y otros tipos de expresiones cariñosas, debieran compartirse exclusivamente con la persona con quien existe un compromiso amoroso. Los seres humanos no pueden juzgar la intención o naturaleza de estas demostraciones, ya que solo "Jehová mira el corazón", pero como se juzga por "lo que está delante de los ojos", los hechos y las apariencias no debieran mostrar lo contrario.
Es verdad que en la actualidad "todo está permitido", pero no dejes que quien te vea actuar con un extraño piense que no respetas a la persona que amas.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

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