domingo, 15 de mayo de 2011

EL ALCOHOL EN LA DISCOTECA

Se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12.

Mientras paseaba de noche en el centro de una ciudad turística, se acercó una señorita muy simpática y me dio una tarjeta de invitación para asistir a un salón de bailes. "Con esta tarjeta —me explico— puedes ir tú y una acompañante, y tienen un cincuenta por ciento de descuento en la entrada". La tarjeta tenía el nombre del lugar, la dirección, imágenes de damas vestidas sensualmente y una inscripción que decía: "Después de las cuatro, jarra gratis de cerveza".
¿Qué era eso de "canilla gratis de cerveza"? En ese salón, después de la hora indicada, se instalaban unos tremendos barriles y los camareros le daban a quienes lo pidieran, sin cobrar un centavo, toda la cerveza que desearan.
Más allá del daño a la salud que traen las bebidas alcohólicas, una de las consecuencias del consume de estas bebidas es que quitan la inhibición al que las toma. En otras palabras, eliminan la vergüenza, el temor, y la persona puede mostrarse iracunda, violenta, insolente, provocadora y sensual.
Por esta razón, las personas ebrias pueden pelear fácilmente, incluso por causas irrisorias. La mente esta embotada, aturdida, no tiene el pleno control sobre lo que dice y hace. En ese estado muchos han cometido crímenes horrorosos que luego lamentaron por el resto de sus vidas.
Esta falta de inhibiciones también se aplica a la conducta sexual. Algunos jóvenes y señoritas no se atreverían a seducir abiertamente a una persona del sexo opuesto. Pero cuando toman bebidas alcohólicas, pierden todo tipo de escrúpulos, y se lanzan a la conquista de cualquier extraño o extraña. Es verdad que el salón de bailes no es el único lugar que provee bebidas, pero es el lugar ideal para reunir a jóvenes de ambos sexos bajo el efecto del alcohol.
Dios, en su amor y compromiso con la raza humana, quiere darles lo mejor a sus hijos y les aconseja que jamás se contaminen en estos ambientes mundanos. Pablo, conociendo a lo que se exponía Timoteo en su juventud, le aconsejo: "Se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza". Como cristianos, todos tenemos el deber de ser ejemplo de nuestros semejantes, y el no asistir a los lugares que el Señor reprueba, puede predicar mucho más que las palabras.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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