lunes, 18 de enero de 2016

LA PRIMERA MUDANZA

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8.

Imagínate empacando todo lo que alguna vez poseiste y partiendo hacia otro país que nunca has visto y del que ni siquiera has oído hablar; nadie te va a estar esperando cuando llegues y tu intención es no regresar nunca a tu antiguo hogar. Eso fue lo que hizo Abram. No hay ninguna duda de que sus amigos y sus familiares pensaron que “no le subía agua al tanque”.
“¡Se volvió completamente loco!”
“¡Seguro que le falta un tornillo!”
Sacudieron sus cabezas y sintieron pena por Abram. De alguna manera, se le había salido un engranaje y perdido su juicio. ¿Por qué dejar un hogar perfectamente lindo en la ciudad de Ur por un lugar desconocido? ¿Qué podría llevar a un hombre a dejar tan buen lugar de negocios por vaya uno a saber qué? Tan bien conocido y amado como lo era Abram en Ur, ¿qué le había pasado que lo hacía querer irse de allí? Simplemente, no tenía sentido.
Pero Abram sabía que Dios quería que se fuera. No se lo podía explicar a sus amigos y a sus familiares. No podía hacer que tuviera sentido; solo sabía que Dios lo estaba guiando. Ur de los caldeos era famosa por su idolatría. La gente que vivía allí ni siquiera conocía al Dios que hizo la luna, así que, ¿cómo podían entender lo que estaba haciendo Abram? A menudo, las acciones de un cristiano no tienen sentido para aquellos que no conocen a Dios.
Pero Abram no estaba loco. Era verdad que no sabía cómo era la tierra adonde estaba yendo. No preguntó si la tierra era fértil, no le importó si el clima era saludable, o si allí podía hacer dinero. No sabía nada sobre el lugar, pero conocía a Dios. Eran amigos. La Biblia dice que se llamó a Abram el “amigo de Dios” (Santiago 2:23). Y, desde que era un niño, Abram había confiado en su Amigo. Amaba tanto al Señor que no le importaba lo que otros dijeran o pensaran. El mejor lugar en todo el mundo era donde Dios quería que estuviera.
Cuando tú y yo conozcamos realmente a Dios y lo amemos con todo nuestro corazón, entonces comenzaremos a entender la amistad de Abram con él. Conociéndolo a él, nosotros también podemos mudarnos, por fe, a cualquier parte que nos guíe.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
#GenialDiosTieneUnPlanParaTi #MeditacionesMatutinas

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