viernes, 10 de junio de 2011

EL ESTUDIO: UNA BENDICIÓN ETERNA

No habrá allí más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apocalipsis 22:5.

Al trabajar solamente con jóvenes en los primeros años de mi ministerio pastoral, una pregunta constante y repetitiva fue esta: "Si en el cielo vamos a vivir por la eternidad, y no vamos a tener televisión, ni juegos de video, películas o Internet, ¿qué vamos a hacer todo el tiempo?" Entre mis muchas respuestas, una vez se me ocurrió decirles: "¡Vamos a estudiar!", pero todo el grupo manifestó su desaprobación, ya que de manera generalizada "odiaban" el estudio.
Más allá de mis consejos para que "amaran" el estudio, en algún momento investigué el tenia de nuestras labores en el cielo, y ahora quiero compartir algunos de mis hallazgos: "Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo [...] Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. [...] Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios" (El conflicto de los siglos, p. 736, la cursiva ha sido añadida).
¿Te diste cuenta que en el cielo, una de las maravillas será estudiar sin límites el amor y la gloria de Dios manifestados en los misterios del universo? Estoy consciente de que en el presente, el estudio resulta tedioso por las distracciones sociales, por una pereza generalizada, porque el estudiante se siente obligado a hacerlo, y porque se ve solo el lado negativo de los exámenes. Pero, a pesar de todos estos "argumentos", aun hoy la persona ignorante es objeto de burla, posee una autoestima baja, tiene complejos de inferioridad y cada vez más es víctima del desempleo.
Dios te ha dado una mente maravillosa con el propósito de que la uses, la capacites y le permitas crecer a través del estudio. Si lo miras con actitud positiva, el estudio te abrirá un horizonte laboral promisorio, reforzará tu autoestima y te ayudará a sentirte realizado.
No desperdicies las oportunidades académicas que te brinda el Señor, y verás que poco a poco te irá naciendo el gusto por el estudio. Allí, en la ciudad donde no habrá más "noche", ni luz de "lámpara", ni "luz del sol", tendrás una mente que no se cansará y que gustará del estudio. Entonces, ¿por qué no entrenarla desde ahora?.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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