domingo, 10 de julio de 2011

AGUA VIVA

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Juan 7:37, 38.

Como dice un viejo proverbio, "la salud no es todo, pero todo es nada sin salud". Es verdad. Enfermos, no podemos disfrutar una fiesta de cumpleaños ni concentrarnos en el estudio ni divertirnos con los amigos. Desde un simple dolor de cabeza hasta una terrible indigestión, cuando una parte del cuerpo sufre, todo el resto se resiente.
¿Cómo podemos evitar las enfermedades? Hoy y en los días siguientes repasaremos los remedios naturales que Dios nos da para tener y conservar la salud.
Empecemos con el agua. Este líquido es vital para la salud. Un 65 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto de agua. Todos los músculos, huesos, arterias, venas y vasos capilares son reconstituidos y nutridos gracias a la intervención de este líquido vital. El agua cumple las funciones de alimentar, hidratar, lubricar, disolver, purificar y regular la temperatura corporal de nuestro organismo.
Y así como el agua es imprescindible dentro del cuerpo, también es muy importante por fuera. Además de la importancia del aseo personal, algunas enfermedades son tratadas con baños e hidromasajes, porque desde hace siglos se conocen sus características curativas.
Es verdad que el sedentarismo no despierta el deseo de consumirla. Quienes no hacen deportes ni caminan, o están muchas horas frente a una computadora o al televisor, es posible que jamás sientan sed. Entonces, ¿qué se debe hacer? Lo aconsejable es tomar agua sin sentir deseos. Esto puede parecer desagradable al principio, pero quienes practican el sano hábito de consumir diariamente ocho vasos de agua, estarán previniendo enfermedades renales y tendrán una sana eliminación de los desechos e impurezas corporales.
En un plano espiritual, nuestro bendito Salvador se declaró como la fuente inagotable de "agua viva". Por esta causa, al comenzar este día, recurre en oración a su presencia y dile que tienes sed de él.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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