lunes, 5 de septiembre de 2011

RESPUESTA DE DIOS: "ESPERA"

Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Génesis 15:3.

Otra de las respuestas posibles de Dios a nuestras oraciones es: "Espera". Quizá no te guste esperar, y lo que pides en oración lo quieras en este momento, pero existen algunas ocasiones en que la respuesta tarda en venir y es necesario esperar.
Ese fue el caso que le tocó vivir a Abram. Antes que Dios le cambiara su nombre, Abraham recibió el mandato de dejar su parentela y su tierra, y como promesa se le dijo que de él Dios haría "una nación grande" y por él serían benditas "todas las familias de la tierra" (Gen. 12:2, 3).
Abraham esperó con paciencia el cumplimiento de esa promesa, y aunque tenía 75 años cuando abandonó su ciudad natal, confiaba plenamente en aquel que había prometido. Habían pasado unos diez años cuando Abram escuchó la voz de Dios que le dijo: "No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande" (Gen. 15:1). Entonces, el anciano patriarca aprovechó el momento para recordarle a Dios que no tenía hijos y que los años transcurrían y nada cambiaba en su hogar. ¿Cómo haría el Señor para hacer de él "una nación grande", si ni siquiera podía engendrar un solo hijo? Por eso, creyendo Abraham que su heredero sería su mayordomo, le dijo a Dios en su oración: "Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa".
Pero Dios le respondió: "No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará" (vers. 4). Lejos de desesperarse o desanimarse, Abraham "creyó a Jehová, y le fue contado por justicia" (vers. 6). El tiempo pasó y con cien años de edad el anciano patriarca vio cristalizado su sueño de ser padre. Después de 25 años, Dios cumplió la promesa de darle un hijo.
¿Esperarías tanto tiempo para recibir la respuesta a una oración? En los tiempos actuales todo anda velozmente, y cuando algo se demora parece que se nos encrespan los nervios, pero cuando se trata de la oración y sus respuestas, debemos recordar que los tiempos nuestros no son iguales a los de Dios.
Quizás estés orando por terminar una carrera, por conocer a alguien del sexo opuesto, por alcanzar alguna meta, por obtener el triunfo en algún deporte o por la resolución de alguna situación familiar; si la respuesta no llega, no te desanimes. La respuesta llegará cuando más feliz te haga.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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