viernes, 14 de octubre de 2011

BARRERAS QUE NOS CUIDAN

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmo 119:11.

Mientras el mundo promueve la libertad ilimitada y muchos aspiran a vivir sin reglas ni límites, las Escrituras previenen a los hijos de Dios de algunos actos que les traerán ruina y miseria.
Los mandamientos y la Biblia toda expresan la voluntad divina. Son el mensaje directo de un Dios de amor para sus hijos. Como un padre terrenal lo haría, el Padre celestial, advierte, aconseja, previene, ordena y prohíbe a sus hijos según las circunstancias que pueden llegar a vivir. Las Escrituras son una poderosa barrera para advertir a los seres humanos del peligro de aventurarse en campos prohibidos. Cada uno de los "no" que contienen es para el bien de la humanidad.
Lo llamaré Darío, aunque ese no es su verdadero nombre. No llegó en marzo para el inicio de clases, sino que comenzó algunos meses más tarde en el colegio adventista, pero pronto se hizo notar entre sus compañeros. Su habilidad para jugar al fútbol lo hizo el favorito en muchos equipos, y poco a poco nos fuimos conociendo. En una charla que tuvimos en mi oficina, noté una tremenda cicatriz en su frente. Como ya teníamos confianza, le pregunté qué le había pasado. Con calma me contó su historia. Años atrás estaba de paseo con algunos amigos en bicicletas. Al llegar a un cruce de ferrocarril, vieron las barreras bajas y al tren que venía en camino, pero confiando en sus propias fuerzas se aventuraron a cruzar las vías, y el resultado fue trágico. Algunos de los amigos de Darío murieron ese mismo día, mientras que él y otros de sus compañeros padecieron lesiones graves.
El Señor no desea que sus hijos sean golpeados, quebrados o que mueran por traspasar los dichos divinos que señalan el peligro del pecado. Cada uno de los "no" que aparecen en la Biblia es una barrera para redimir, salvar y proteger a cada criatura que vive a la sombra del Omnipotente.
Al comenzar las actividades de este día, ora con gratitud al Padre celestial por su amparo protector, que dice "no" a lo que te podría lastimar, y pídele que te ayude a vivir como el salmista, guardando sus "dichos" para no pecar contra él.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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