lunes, 12 de diciembre de 2011

¡EXCUSAS!

Y todos a una comenzaron a excusarse. Lucas 14:18.

Jesús contó una serie de parábolas que ilustran la vida humana y su respuesta ante la invitación a pertenecer al reino de los cielos. La que se encuentra en Lucas 14:15 al 24 muestra de una manera clara cómo puede un hijo de Dios perderse "la gran cena" que Jesús está preparando para sus hijos en el reino celestial.
Permíteme adaptarla a nuestros tiempos. Un hombre muy rico, después de haber hecho todos los preparativos para una gran cena, mandó a algunos de sus empleados a llamar a los invitados. Aparentemente, los invitados sabían que en algún momento se realizaría la cena, pero desconocían el día exacto, y por esta razón los empleados de aquel hombre tuvieron que salir a llamar a los convidados cuando todo estuvo preparado.
Uno de los empleados llegó al primero de los invitados y le dijo: "Ven, que ya todo está preparado" (vers. 17). Este le respondió: "He comprado doscientas cabezas de ganado, y todavía están sobre los camiones. Debo ir a verificar la salud de los animales y a pagar el viático a los camioneros que acaban de llegar. Te ruego que me excuses".
Al llegar al segundo invitado, este también se disculpó diciendo: "Compré cinco tractores agrícolas: dos sembradores, dos cosechadores y uno para la fumigación, y acaban de entregármelos. Espero que me excuses, pero debo ir a probarlos, estos tractores son el producto del esfuerzo de muchos años de sacrificio".
Luego, el empleado buscó al tercero, quien estaba saliendo de la iglesia porque acababa de casarse. Al recibir la invitación, el tercero respondió: "Acabo de casarme, tuve un noviazgo cristiano durante tres años, así que ahora me dispongo a salir de luna de miel, excúsame por favor".
¿Te diste cuenta que las excusas no son pecados en sí mismas? La Biblia no dice que comprar ganado, comprar tractores y casarse sean transgresiones de la ley. Entonces, ¿dónde estaba lo malo que hicieron estos invitados?
El gran problema fue que cada una de estas cosas: el ganado, los tractores y el casamiento, ocuparon el primer lugar antes que Dios. Ahora procura ver lo bueno que Dios te da: tu familia, el estudio, el trabajo, los deportes, tu novia/o, tus amigos, ¿Será que alguno de ellos está ocupando el lugar que solo Jesús merece? Quizás eso es lo que te está pasando, y sin darte cuenta le estás dando a Cristo una serie de excusas para no asistir a su gran cena. ¡No permitas que eso ocurra! Responde con un Sí a su invitación.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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