sábado, 9 de enero de 2010

EXPERIMENTANDO LA PAZ DE DIOS

A [la] de carácter firme [la] guardarás en perfecta paz, porque [ella] en ti confía (Isaías 26:3, NVI).

En un mundo interrumpido diariamente por ataques terroristas, violaciones, asesinatos y toda clase de violencia y miseria humana, ¿cómo es posible tener paz? Nuestro texto de hoy comparte el secreto de la paz en medio de las tormentas de la vida: la confianza en Dios. Supongo que es posible, la mente humana, estar firme por otras razones: tal vez por testarudez o inflexibilidad. Sin embargo, no hay paz en esa clase de firmeza. La firmeza a la que el texto se refiere significa estar decidida o ser leal. Cuando nos decidimos a ser leales a Dios porque hemos aprendido a confiar en él, entonces él nos da paz; y más que eso: perfecta paz.
Dios no te pide que confíes en él a ciegas. En el Salmo 34:8, te invita: "Gustad y ved que es bueno Jehová". Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos experimentarlo de manera personal, a fin de poder conocerlo en verdad y confiar en él.
Cuando mi hijo Brandson tenía 10 años de edad, se enganchó el dedo índice en los engranajes de la bicicleta. Siempre fue un niño impresionable, que no soportaba ver ni siquiera un poquito de sangre. Sin embargo, en la sala de emergencias, mientras el médico trabajaba en su dedo, noté que Brandson observaba atentamente todo el tiempo. Cuando regresamos a nuestro hogar, le pregunté cómo pudo mirar: se veía la punta del hueso fracturado y era repulsivo a la vista, para mí. Brandson respondió que él temía que el médico decidiera cortar su dedo, o una parte de él, ¡así que, miraba para asegurarse de que eso no ocurriera! Tuve que sonreír ante los miedos infundados de un niño, que solo agravaron su agonía en la sala de emergencias. Habría pasado un mejor momento si tan solo hubiese confiado en la persona que estaba entrenada y sabía exactamente lo que tenía que hacer.
¡Cuan a menudo fracasamos al no ir a quien no solo sabe exactamente qué hacer, sino también quiere lo mejor para nosotras, lo que es para nuestro bien eterno! El debe sacudir la cabeza cuando no aprovechamos la paz que viene por confiar en él. Pablo nos enseña cómo experimentar la paz de Dios: orando por todo (Fil. 4:6,7). Mientras aprendemos a entregar todo en oración, Dios, que es más que fiel, nos dará la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Carla Baker
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

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