miércoles, 22 de enero de 2020

LOS MÁS PEQUEÑOS


“A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).

La sentencia que aplica este versículo es de las más aterradoras que encontramos en la Biblia. Dicha, además, en el contexto del Nuevo Testamento nos hace pensar en la gravedad de la ofensa. ¿Qué significa “hacer tropezar a uno de estos pequeños” (o pequeñitos, según Marcos)?
El verbo original griego es scandalizo, que significa poner un obstáculo para que otro tropiece o invitar al pecado a alguien para que caiga. Existen diversas interpretaciones sobre quiénes son estos pequeños. Hay comentaristas que ven aquí los jóvenes en la fe, los que acaban de aceptar a Jesús; otros lo entienden como los humildes, pobres, desvalidos o marginados; también hay quienes interpretan que se trata de menores; es decir, niños. La verdad es que el pasaje puede referirse a cualquiera de los grupos mencionados, pues es natural que Jesús salga en defensa de los débiles que, estando en situación de desventaja, pueden ser víctimas de depredadores que actúan para sacar provecho de los indefensos.
Como Jesús acababa de tomar a un niño para ilustrar su mensaje (vers. 2-5), pensemos en el texto aplicado a los niños. Son desgraciadamente muy comunes los casos de abuso sexual o físico, siendo muchos desconocidos, pues los niños tienden a guardarlo en secreto por miedo. El problema no tiene fronteras ni niveles sociales y los riesgos son serios. A corto plazo, la víctima puede sufrir conflictos emocionales, escaso rendimiento escolar, problemas para relacionarse o estrés postraumático. Y a largo plazo, depresión, ansiedad, uso de alcohol y drogas, delincuencia, o conductas de riesgo. Hay además un efecto muy común en quienes han sido víctimas del abuso infantil: la autoestima deficiente. Una búsqueda reciente en la base de datos EBSCO ha arrojado 749 estudios científicos que relacionan el abuso y los problemas de autoestima en la última década. Esto excluye artículos de divulgación, ensayos o comentarios y se limita a publicaciones profesionales.
El Señor condena toda acción de violencia, sexo o privación de lo necesario a los niños. Quienes de pequeños fueron víctimas de estas situaciones tienden a sentirse culpables e inferiores, pero ellos ni tienen culpa ni responsabilidad por esas acciones malvadas. De hecho, Dios tiene un cariño especial por ellos y desea que no sufran. Tanto si has sido víctima como si no, haz tuyas las palabras del salmista: “Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad” (Sal. 91:4).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020

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