viernes, 20 de enero de 2012

EL CORDÓN DE ESCARLATA

Y cuando os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significa este rito?», vosotros responderéis: «Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y libró nuestras casas». Entonces el pueblo se inclinó y adoró (Éxodo 12:26-27).

Desde la terraza de su casa, donde secaba las plantas de lino, la joven ramera vio aproximarse a dos hombres. Ya era tarde y oscurecía, por lo que no pudo reconocerlos. Cuando estuvieron más cerca ella se dio cuenta de que eran extranjeros. Disimuladamente los observaba, y para su sorpresa tocaron a la puerta de su posada. Seguramente querían utilizar sus servicios. Al enterarse de que habían sido enviados por Josué y de que venían a espiar la tierra, aquella dama no dudó en ayudarlos.
La Biblia no revela cómo conoció Rahab al verdadero Dios. Aunque ella tuvo poco tiempo para conversar con los espías, es probable que hubiera oído hablar acerca de la forma en que Dios ayudaba a Israel en las batallas y de los milagros que hacía a favor del pueblo. Ahora se le presentaba una oportunidad inesperada. Después de confesar su fe (Jos. 2: 11) «renunció a su paganismo y uniéndose a Israel participó en las bendiciones del pacto» (Profetas y reyes, cap. 31, p. 249).
Para asegurar su salvación y la de su familia, Rahab pidió una señal. A semejanza de la sangre colocada en los postes de las puertas, los espías le dijeron que debía colgar «un cordón escarlata» (rojo vivo) de una ventana. Si los parientes de Rahab no deseaban morir debían buscar refugio en el lugar indicado, como lo habían hecho Noé y su familia en el arca.
Al igual que la sangre en los postes de las puertas y el cordón escarlata en la ventana, tenemos una señal segura: la sangre de Cristo, que garantiza la salvación de todo aquel que quiere ser librado del castigo que Dios enviará a este mundo desobediente.
¿Has colocado la señal de salvación en tu casa? «Y cuando os pregunten vuestros hijos: "¿Qué significa este rito?", vosotros responderéis: "Es la víctima de la Pascua de Jehová". [...] Entonces el pueblo se inclinó y adoró».
Querido Padre celestial, permite que ese Cordero que fue sacrificado por nosotros permanezca en nuestros hogares y en nuestros corazones hoy y siempre. En su nombre lo pedimos. Amén.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Julia A. Milián, Administradora de empresas.

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