jueves, 28 de junio de 2012

“DIME CON QUIÉN ANDAS…”


El necio cree que todo lo que hace está bien, pero el sabio atiende los consejos. Proverbios 12:15.

No hay una lista de «Los diez refranes más populares de todos los tiempos», pero si la hubiera, hay uno que con toda seguridad estaría en el tope: «Dime con quién andas, y te diré quién eres». ¿Tenían razón nuestros abuelos y nuestros padres cuando nos repetían estas palabras?
Una investigación realizada por la Universidad de Columbia, Estados Unidos, confirma que hay sabiduría en el viejo refrán. Entre los hallazgos más relevantes, el estudio encontró los siguientes:
Es mucho más probable que un joven consuma marihuana si más de la mitad de sus amigos ya la está consumiendo.
Las posibilidades de que un joven vea pornografía en Internet aumentan hasta tres veces si la mayoría de sus amigos ya lo hace.
Si al menos la mitad de sus amigos son sexualmente activos, el riesgo de que el joven consuma alcohol aumenta treinta veces; el de consumir marihuana, veintidós veces; y el de fumar, cinco veces (Courtney C. Radsch, New York Times, edición electrónica, 20 de agosto de 2004).
Los investigadores aclaran que el estudio no trata de establecer una relación de causa-efecto, sino más bien mostrar que hay una estrecha relación entre los amigos del joven y los hábitos que este adopta. Dicho de otra manera: las posibilidades de que un joven se involucre en conductas indeseables aumentan considerablemente si sus amigos participan de manera habitual de esas conductas.
Estos resultados, por supuesto, no sorprenden a nadie. Todos queremos ser aceptados, no rechazados, por nuestros amigos. El problema se produce cuando, para lograr esa aceptación, nos vemos obligados a pagar un precio demasiado elevado. Y este es, en mi opinión, el punto central del estudio de la Universidad de Columbia. Ya sabíamos que los amigos influyen en nosotros. ¡Pero tanto!
Alguien podrá alegar que se trata de solo un estudio. Sin embargo, ¿será necesario esperar que otros estudios confirmen lo que durante tantos años nos han dicho los abuelos? Ellos ya nos lo advirtieron: «Dime con quién andas, y te diré quién eres». Y hasta ahora nadie ha podido demostrar que estaban equivocados.
¿Escucharemos a los abuelos? ¿O pasaremos a formar parte de las estadísticas?
Padre celestial, ayúdame a escuchar el consejo de las personas adultas que desean mi bienestar.  Y dame sabiduría para escoger bien a mis amigos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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