miércoles, 5 de septiembre de 2012

CORAZONES BONDADOSOS


Y asimismo gustaron de la buena Palabra de Dios. (Hebreos 6:5).

Hace treinta y nueve años se encontraban diez miembros de una familia en una estación de tren, sin conocer lo que el futuro les deparaba, pues eran una de las tantas familias desplazadas por la violencia existente en aquel entonces en mi país. Esa situación, aún conocida en muchos países, implica que los residentes de alguna zona o región tienen que abandonarla debido a la amenaza de los grupos armados.
Siguiendo las indicaciones que había recibido, el cabeza de familia llegó a una dirección cercana, mientras que el resto de la familia esperaba en la estación de tren. El padre tocó a la puerta de aquel hogar y presentó su caso, pidiendo que lo ayudaran en lo que fuera posible.  Aquella familia accedió a prestarles la ayuda solicitada, y acomodó amablemente en su casa a diez bocas más, que estuvieron bajo aquel techo durante aproximadamente ocho meses. Recibieron ayuda para conseguir empleo, y fueron instruidos en la fe Cristina. Sin embargo, fueron el testimonio personal y la bondad de los anfitriones lo que los motivó a seguir a Dios. Tras los ocho meses, cuando pudieron regresar a su lugar de origen, el padre de los desplazados, como gesto de agradecimiento, quiso dejar algo de dinero por el hospedaje, pero la pareja de ancianos no lo aceptó. ¡Qué ejemplo de bondad!
Aquella familia de refugiados estaba compuesta por mis abuelos, mis tíos y mi madre. Tal vez si aquellos cristianos no hubieran practicado la bondad, ni yo existiría ni mi familia sería hoy cristiana. Aquella parejita de ancianos que ayudaron a mis tíos y a mi madre no eran adventistas, y quizá por eso mi familia tampoco lo sea hoy. Sin embargo, ellos mostraron el amor de Dios mediante su testimonio.  Para practicar la bondad y compartir el amor de Dios no debe haber barreras de credo, de nacionalidad, de raza ni de cultura; únicamente se necesita llevar a la práctica la Palabra de Dios en nuestras vidas y compartirla con quienes más la necesitan.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Nini Cuellar Oyóla 

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