martes, 13 de noviembre de 2012

GLORIFICAD AL SEÑOR


Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos cualquier cosas conforme a su voluntad él nos oye. (1 Juan 5:14).

Ana, la madre de Samuel, fue ejemplo de persona piadosa. Con gran tristeza y con lágrimas en sus ojos llegó al templo suplicando con fervor a Dios que le diera un hijo, ya que era estéril y deseaba experimentar el gozo de ser madre. Jehová escuchó su ferviente plegaria y le concedió su petición. Ana alabó y glorificó el nombre de Dios dedicando aquel niño al servicio del Señor.
Al mantener nuestro contacto diario con Dios él nos revelará sus planes y bendiciones. Dios siempre escucha las oraciones sinceras como la de Ana, si bien es cierto que es necesario esperar confiadamente. Ana entendió que orar significa hablar con Dios, haciéndolo con regularidad y con suficiente fe.
«Las mayores victorias de la iglesia de Cristo o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación, la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante se ase del poderoso brazo de la omnipotencia» (Dios nos cuida, p. 197).
No olvides alabar y glorificar al Señor antes de presentarle cualquier súplica, ya que el agradecimiento es una parte integral de la oración. La gratitud nos lleva de vuelta a la presencia de Dios, donde encontraremos abundante gozo y placer para siempre.
«Cada bendición que se nos concede demanda una respuesta hacia ti Autor de todos los dones de la gracia. El cristiano debiera repasar muchas veces su vida pasada, y recordar con gratitud las preciosas liberaciones que Dios ha obrado en su favor, sosteniéndole en la tentación, abriéndole caminos cuando todo parecía tinieblas y obstáculos, y dándole nuevas fuerzas cuando estaba por desmayar. Debiera reconocer todo esto como pruebas de la protección de los ángeles celestiales» (Patriarcas y profetas, cap. 17, p. 166).
Agradezcamos a Dios por cada momento de felicidad y por la presencia del Espíritu Santo que transforma nuestras vidas. ¡No descuidemos la comunión con Dios!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Coty de Calderón

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