viernes, 28 de diciembre de 2012

«CANASTAS» DE ESPERANZA


Evita que te desprecien por ser joven. 1 Timoteo 4:12

Cuando Austin se sentó frente al televisor, no imaginó que las imágenes que vería cambiarían su vida y la de muchas personas. En una vivienda de barro, en condiciones deprimentes, se veía a una niña de Zambia que había perdido a sus padres por causa del sida.
«La escena era muy triste —dijo Austin años más tarde—. Mientras la veía, me preguntaba qué sería de mí si yo perdiera a mis padres. Entonces me pregunté qué podía hacer para ayudar. Sentí que Dios me estaba diciendo que hiciera algo al respecto».
Y lo hizo, aunque de una manera un tanto inusual. Resulta que a Austin le gusta el basquetbol. Se le ocurrió entonces que por cada tiro libre que encestara, alguien donara un dólar para un huérfano del África. Entonces organizó lo que llamó un Maratón de Tiros Libres. Él mismo lanzaría muchos tiros libres, centenares, y los patrocinadores del evento donarían dinero por cada uno que acertara. El día escogido para el evento fue el Día Mundial para la Lucha contra el Sida, organizado por las Naciones Unidas, en este caso, en diciembre de 2004.   Ese año recolectó casi tres mil dólares, suficientes para ayudar a ocho huérfanos por medio de la organización benéfica World Vision.
World Vision corrió la voz y en otros lugares del mundo se realizaron eventos similares. En los siguientes cuatro años, se recolectó medio millón de dólares. Parte de ese dinero se usó para construir una escuela en Zambia, y parte para construir un laboratorio médico y un centro de orientación, con fines de prevenir la trasmisión del sida.
Cuando le preguntaron a Austin, quien para ese momento tenía 14 años, qué lo había motivado a fundar Hoops of Hope (Canastas de esperanza), respondió sin vacilar: «Queremos evitar que haya más niños huérfanos. Y también queremos que conozcan el amor de Cristo. [...]. Para ello no tienes que cambiar el mundo. Basta con cambiarlo para una persona» (Mark Moring, Christianity Today, diciembre de 2008, p. 47).
¿Será que Dios está tratando de decirte algo específicamente a ti? Si permites que Dios te use, tú también podrías ser un instrumento de bendición para otros, sea que estén cerca o lejos de ti.  Al igual que Austin , ¿qué tal si le preguntas a Dios qué puedes hacer hoy, no para cambiar al mundo, sino para cambiarlo para una persona?

Padre celestial, quiero ser un instrumento útil en tus manos, comenzando HOY

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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