viernes, 14 de diciembre de 2012

PLENA CONFIANZA


El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. (Lucas 18:27)

Aquella mañana, después del desayuno y el culto familiar, nos fuimos a diferentes habitaciones. De repente escuché la voz angustiada de mi esposo que me llamaba. Entendí que sucedía algo grave, así que corrí hacia donde él estaba. Lo encontré sosteniendo en sus brazos a nuestro hijo, que estaba sufriendo convulsiones.  Me explicó que su cuerpecito había empezado a sacudirse de repente.
Nos apresuramos a trasladarlo a la clínica más cercana. Los ocho minutos que tardamos en llegar nos parecieron horas. Yo clamaba en voz alta y entre sollozos: «Jesús, ayuda a mi hijo». Llorábamos los dos, pues no entendíamos por qué a un niño en apariencia sano, le estaba sucediendo aquello. Me pasaron muchas cosas por la mente y hasta imaginé lo peor; pero en mi angustia le pedí a Dios que tomara el control de todo.
En la clínica lograron controlar las convulsiones. Luego nos trasladamos a un hospital con mejores recursos, donde hospitalizaron al niño. Los estudios revelaron un problema de conducción eléctrica en su cerebro. Algunos médicos menos optimistas nos dijeron que ese mal sería permanente y que deberíamos mantener a nuestro hijo siempre estrechamente vigilado. Creímos en aquel momento que el niño no podría llevar una vida normal, por lo que lloramos mucho.
Sin embargo, después de la crisis, el Señor nos envió a un «ángel» para darnos esperanzas. El especialista que lo atendió nos exhortó a que confiáramos en Dios y que él iba a recetarle los mejores medicamentos disponibles. Durante casi tres años nuestro hijo siguió aquel tratamiento. Todo ese tiempo estuvimos orando por su salud y el Señor escuchó nuestras oraciones. Lo alabo porque hoy nuestro hijo es ya un hombre y jamás ha vuelto a sufrir convulsiones.
Lo que parecía imposible, Dios lo hizo posible. No debemos sorprendernos por esto. Más bien debemos vivir confiando en que el poder de Dios es infinito.
Si hay algún problema que te agobia, que no te deja avanzar, mantén una actitud serena y de confianza absoluta. ¿Es fácil? Claro que no, pero es tu único camino, no existe otro.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Zoila Alvarado de Atalido.

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