miércoles, 26 de diciembre de 2012

SEGUNDO DÍA DE NAVIDAD


«Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).

SEGUNDO DÍA DE NAVIDAD DE 2012
No soporto ver las luces de Navidad en todas partes. El árbol se cae a pedazos y entorpece el paso. Tengo el estómago revuelto. Creo que comí demasiados dulces. Estoy harto de escuchar a los niños que gritan y ríen y, al minuto, discuten y lloran. Todo el mundo parece inquieto y aburrido y yo estoy cansado de tener que compartir el baño con los invitados. Muchos de los juguetes nuevos o están rotos o han ido a parar al baúl de los juguetes. Incluso me molestan los villancicos y las canciones navideñas. ¡Ojalá pudiera quitar estos horribles adornos!

SEGUNDO DÍA DE NAVIDAD EN BELÉN, HACIA EL 4 a.C.
Los animales han salido y estarán en el campo todo el día; al irse, levantaron una buena polvareda y armaron un buen alboroto con tanto balido. Empezamos a establecer una rutina: despertar, comer, limpiar, dormir, despertar, comer, limpiar, dormir... Este establo es tan poco adecuado. .. Me pregunto cuándo podremos volver a casa. Hoy fui a la ventanilla del censador para inscribirnos. Aunque llegamos dos, registré a tres. Sí, claro: aunque es un bebé, también es una personita. Nuestros nombres ya están en la lista: José, María y Jesús.
No sé cómo sucede, pero el bebé hace que el establo se llene de amor. Es un bebé muy bueno y sin defectos. Llora cuando tiene hambre, cuando está cansado o cuando tiene frío. Con todo, es bueno, muy bueno.
Apenas he tenido tiempo de pensar en lo que ha sucedido estos últimos días. El ángel que se me apareció aquella noche dijo que María alumbraría a un bebé y que eso formaba parte de los designios de Dios. No entiendo nada, pero sé que hay algo sobrenatural en este niño.
Miro a María mientras mece al bebé en sus brazos. Parece como si supiera qué hacer desde el nacimiento. Sin embargo, yo tengo un sentimiento extraño. Es mi Hijo y, a la vez, no lo es. El ángel me dijo incluso cuál tenía que ser su nombre. Me dijo que lo llamáramos Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados.  

Señor, ayúdame a ser el padre terrenal que Jesús necesita.
Ayúdame a criarlo y formarlo para la obra que vino hacer.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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