martes, 26 de marzo de 2013

LA SORPRESA DEL REY ARAÑA


Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino, para que le dijeran lo que había soñado (Daniel 2:2).

Luis XI (1423-1483), el gran «rey araña» de Francia, tenía debilidad por la astrología. Robert Greene y Joost Elffers comentan en su libro Las 48 leyes del poder, que cierto día el astrólogo de la corte predijo al monarca que una de las cortesanas moriría en un lapso de ocho días. Cuando la profecía se cumplió, Luis XI se sintió aterrado. Pensó que, o bien el astrólogo había asesinado a la mujer para probar la exactitud de su profecía, o era tan versado en su ciencia que sus poderes constituían una amenaza para el propio rey.  Cualquiera que fuera el caso, merecía la muerte.
Una tarde, Luis XI llamó al astrólogo a su habitación, ubicada en lo alto del castillo. Antes de que el hombre llegara, el rey indicó a sus sirvientes que, cuando él diera la señal, debían apresar al adivino, llevarlo hasta la ventana y arrojarlo al vacío.
El vaticinador llegó a los aposentos del rey, pero antes de dar la señal, Luis XI resolvió hacerle una última pregunta: «Usted afirma entender de astrología y conocer el destino de los demás, así que dígame cuánto tiempo de vida le queda».
«Moriré exactamente tres días antes que Su Majestad», respondió el astrólogo. El rey y nunca dio la señal a sus siervos. Le perdonó la vida y no solamente lo protegió durante toda su vida, sino que lo colmó de obsequios e hizo que lo atendieran los mejores médicos de la corte. El adivino vivió varios años.
Ingenio, habilidad para sobrevivir. La mentira elevada a la altura del arte. La astrología es la ciencia del engaño, nunca «derrotada» a lo largo de la historia. Únicamente Dios conoce los secretos de su poder y de sus relaciones con fuerzas sumamente peligrosas.
Por eso dio a su pueblo indicaciones precisas y muy enfáticas de no permitir su existencia. Hoy la astrología, el ocultismo, el espiritismo, que están emparentados y comparten el mismo poder generador, adquieren diversas formas. Procura no tener que ver con ellos. Tienen el poder seductor de la serpiente.
No es extraño que, en la actualidad, las multitudes sigan seducidas como Luis XI, el gran «rey araña» de la vieja Francia. No confíes en la cultura ni en la educación en este caso. Los más instruidos y los más cultos están seducidos también por este poder. Recuerda lo que Dios ordenó a su pueblo: no permitir su existencia cerca de tu vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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