sábado, 25 de mayo de 2013

EN LAS MANOS DEL ALFARERO

Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. Efesios 2:10.

Observar cómo el artesano toma la arcilla tosca entre sus manos hasta transformarla en una pieza de arte es algo extraordinario. Con el pie en la rueda y las manos en la arcilla sin forma, el artesano trata de lograr una obra perfecta, plasmando en ella su deseo de expresarse. Cuando no lo consigue, detiene la rueda y, con suaves apretones, deshace lo que había hecho, y vuelve a comenzar.
El artesano ama su trabajo y se implica en él. No solamente usa sus manos y sus pies, también pone todo el corazón, fija sus ojos en la obra sin distracciones. Pone todo su esfuerzo y dedicación, y cuando la vasija está terminada, muestra a todos su alegría por lo que ha logrado.
El relato bíblico describe la obra de un alfarero con las palabras siguientes: «Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien» (Jer. 18:3-4). Nosotros los seres humanos nacimos del barro que Dios tomó y modeló a su imagen y semejanza. La obra del Alfarero divino fue perfecta, sin tacha, como quedó registrado en su Palabra: «Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Gen. 1:31).
¿Te das cuenta? ¡Tú eres fruto de las manos de Dios! Él te moldeó para que fueras perfecta, digna representante de su arte. No obstante, por culpa del pecado, la obra perfecta del gran Alfarero se desvirtuó. La buena noticia es que Dios está dispuesto a desechar el molde viejo para implantar en tu vida un molde nuevo. Él promete hacerlo con sus manos, fijar sus ojos en ti para no descuidar ningún detalle. Te promete una restauración total. Su promesa es: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2 Cor. 5:17). Permitiendo que Cristo more en nuestro corazón vamos siendo moldeadas de acuerdo al criterio perfecto de Dios.
¡Lo viejo ha pasado! Malas acciones, malos hábitos, pecados sin confesar, compromisos sutiles con el mal, palabras vanas, vicios... Todas estas imperfecciones serán eliminadas con el toque de Jesús a su más amada obra, que eres tú.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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