sábado, 25 de mayo de 2013

COLOQUE A DIOS EN PRIMER LUGAR

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 1 Timoteo 6:17.

Es peligroso dedicar tiempo, pensamiento y fuerza a la búsqueda de ganancias mundanales, incluso si el esfuerzo perseverante es coronado por el éxito, porque al hacer tal cosa corremos el peligro de colocar a Dios y su justicia en un plano secundario. Es mucho mejor estar en la pobreza, soportar frustraciones y que nuestras esperanzas terrenales resulten deshechas que poner en peligro nuestros intereses eternos. Puede ser que se nos presenten tentaciones aduladoras, y quizá pensemos en obtener riqueza y honor, y así fijemos nuestro corazón y alma en empresas mundanales...
El dinero se ha convertido en la medida de la virilidad en nuestro mundo, y los hombres no son estimados por su integridad sino por la medida de riqueza que poseen. Así fue en los días antes del diluvio...
No determinemos ser ricos. Si notamos que la pobreza ha de ser el precio de permanecer en la verdad sencilla, vivamos por la verdad y heredemos la vida [eterna]. Jesús dijo que "no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Los devotos de este mundo pueden reírse de esta declaración, pero no obstante es el consejo de la sabiduría divina... Los cristianos cuyos negocios los acercan al mundo, si siguen a Cristo, llevarán su cruz y enfrentarán sus pruebas con el Espíritu de Cristo. No harán un dios del mundo, ni usarán su cerebro o músculos para servir a Mamón. Advertirán que el cielo los observa, y cualquiera sea el éxito que obtengan, le darán la gloria a Dios. Advertirán que Dios sabe, a diferencia de nosotros, que pasarán unos pocos años más, y ya no existirán los tesoros de la tierra...
La visión del mundo venidero es lo que trae equilibrio a la mente de forma que las cosas que se ven no obtengan control sobre los afectos, que fueron comprados a un precio infinito por el Redentor del mundo. Por medio de la agencia del Espíritu Santo, las cosas invisibles y eternas son traídas ante el alma, y las ventajas del tesoro eterno e imperecedero aparecen ante los ojos de la mente en su belleza atractiva. De esta manera aprendemos a ver lo invisible y lo eterno, y a estimar las amonestaciones de Cristo de mayor valor que los tesoros del mundo.— Signs of the Times, 26 de junio de 1893.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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