jueves, 2 de mayo de 2013

¿QUÉ GANA EL CRISTIANO?

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33.

Muchos dicen que la vida del cristiano nos priva del placer y el disfrute mundanal. Yo digo que no nos priva de nada que valga la pena. ¿Soporta el cristiano perplejidades, pobreza y dolor? Sí, es de esperarse esto en esta vida. Pero, ¿será que los pecadores que decimos que disfrutan del mundo se encuentran libres de estos males de la vida? ¿Acaso no los vemos a menudo con las mejillas pálidas y la tos incesante que indican una enfermedad fatal? ¿Acaso no padecen fiebre alta y enfermedades contagiosas? Cuan a menudo se los escucha quejarse de fuertes pérdidas de bienes materiales; y recuerde, este es su único tesoro. Lo pierden todo. Los problemas de los pecadores son ignorados.
Los cristianos se apresuran demasiado al pensar que ellos son los únicos con dificultades, y algunos creen que adoptar verdades impopulares y profesar ser seguidor de Cristo es rebajarse. El camino parece duro. Creen que tienen que hacer muchos sacrificios, cuando en verdad no hacen ningún sacrificio real. Si son adoptados en la familia de Dios, ¿qué sacrificios han hecho? Seguir a Cristo puede haber quebrantado amistades con familiares mundanos, pero observe que han obtenido a cambio: sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero; elevados, sí, grandemente exaltados como partícipes de la salvación, herederos de Dios y coherederos con Jesucristo de una herencia imperecedera. Si el eslabón que los ata a familiares mundanos se debilita por causa de Cristo, se forma uno más fuerte, un eslabón que vincula la humanidad finita con un Dios infinito ¿Diremos que esto es un sacrificio de nuestra parte porque hemos dejado el error por la verdad, las tinieblas por la luz, la debilidad por la fuerza, el pecado por la justicia y un nombre y herencia perecederos por honores duraderos y un tesoro inmortal?...
Si hay alguien que disfruta de felicidad incluso en esta vida, es el seguidor fiel de Jesucristo... Si los cristianos ponderan demasiado el camino escabroso, lo hacen más difícil de lo que es en realidad. Si ponderan los momentos brillantes en el camino y son agradecidos por cada rayo de luz, y entonces se concentran en la rica recompensa que los aguarda al final de la carrera, tendrán un rostro alegre en vez de sombras, penas y quejas.— Review and Herald, 28 abril de 1859.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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